Perifèria. Cristianisme, Postmodernitat, Globalització 6/2019
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En nuestro artículo, nos decantamos por una caracteriza-
ción más detallada de los “nuevos populismos” de derecha
renunciando a una definición más general aplicable a cual-
quier partido o movimiento populista.
Hablamos de “nuevos populismos” para referirnos
a los movimientos populistas de derecha que ganan posicio-
nes en el escenario mundial, para diferenciarlos de los popu-
lismos más moderados de izquierda (Podemos, Movimiento
Cinco Estrellas, Syriza) y los viejos populismos radicales la-
tinoamericanos . Estos últimos apelaban al “pueblo” como
sujeto político, lo identificaban claramente con las “clases
oprimidas” (obreros, campesinos, jóvenes, mujeres) y pre-
tendían llevar a cabo un programa revolucionario socialista
y antiimperialista. Las oligarquías nacionales, las compañías
multinacionales, el FMI y, sobre todo, los Estados Unidos
eran denunciados como responsables de los sufrimientos
del pueblo. Castro, Ortega, Chávez han sido ejemplos de
este populismo de izquierdas latinoamericano.
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Cf. “¿Por qué Trump y la Casa Blanca dicen cosas
falsas?”, Redacción, Hufftington Post, 8-2-2017?”.
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Resulta especialmente relevante el caso de Po-
lonia: “Existe una discrepancia sorprendente entre la valo-
ración de las condiciones de vida personales por parte de
la ciudadanía polaca y sus opiniones sobre la política y las
condiciones económicas en general. Los polacos conside-
ran que estas últimas son malas año tras año desde 1989
(con escasas excepciones), pero creen que sus condiciones
de vida personales han mejorado. Ley y Justicia ha capi-
talizado esta discordancia en su carrera de fondo hacia el
poder. Construyó la narrativa de «Polonia en ruinas» (en con-
traste con los eslóganes electorales de la Plataforma Cívica:
«Isla verde» y «Polonia en construcción»), centrándose en
las percepciones negativas subjetivas de la vida pública y en
las expectativas insatisfechas de algunos grupos. Al mismo
tiempo, esta narrativa omitió hechos como la mejora de los
indicadores socioeconómicos y propuso explicaciones alter-
nativas de la realidad, a la manera de la posverdad. El caso
polaco ilustra cómo el aumento de la prosperidad por sí solo
no es necesariamente el antídoto para la retórica autoritaria
populista. Fueron precisamente un liderazgo político inteli-
gente y una retórica bien afinada lo que parece haber sido
decisivo en la victoria del partido Ley y Justicia” (Owczarek,
4/ 2017, págs. 39-43).
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La política española exhibe todas las variantes
mencionadas. Vox sería el partido “populista” por excelen-
cia, equivalente a sus homólogos extranjeros. Los partidos
de izquierda, PSOE o Unidas Podemos, han usado el an-
ti-populismo como poderosa arma electoral, provocando
una gran movilización de sus votantes en las elecciones de
2019. PP y Ciudadanos han hecho suya la agenda popu-
lista e incluso han incorporado algunas de sus propuestas
en educación, control de la inmigración, violencia contra las
mujeres (reinterpretada como “violencia intrafamiliar”), pro-
tección de la caza o tauromaquia, en los programas de los
gobiernos de coalición que han pactado con Vox, en Anda-
lucía, Madrid o Murcia. Ciudadanos esgrime ideas populis-
tas en su argumentario nacionalista radical español: España
como nación vive acosada por los nacionalismos periféricos
(Cataluña y el País Vasco) y hay que liberar al país del mal
gobierno de los partidos de la “vieja política”. Unidas Po-
demos basaba hasta hace poco su discurso de izquierda
radical en la oposición populista “los de arriba” vs. “los de
abajo”. Y, en fin, el movimiento independentista catalán en
algunas de sus corrientes también reproduce algunos de los
tópicos del nacionalismo populista.
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Para profundizar en los diferentes mecanismos del
sistema de la posverdad resulta muy recomendable la lectu-
ra de Joan Garcia del Muro, Good bye, veritat, Lleida: Pagés
Ed., 2018.
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Como ejemplo, la catedrática de la UNAM Ana
Teresa Gutiérrez del Cid asegura que “Trump está tratando
de desarrollar un movimiento fascista estadounidense”, Vg.
(Gutiérrez del Cid, 2-2019). Últimamente, la congresista mu-
sulmana Omar le ha tachado de “fascista” como respuesta a
las recriminaciones del presidente, que le decía que volviera
“a su país”.
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En el magnífico libro de F. Sáez, Populisme. El llen-
guatge de l’adulació de les masses se opta por una defini-
ción extensa de populismo que se aplica a los populismos
viejos y nuevos, de derecha e izquierda: “Entenderemos el
populismo como un lenguaje pseudo programático y pseu-
doideológico centrado en un sujeto concreto llamado “pue-
blo”, que se contrapone a unas élites igualmente indefinidas.
En la modulación de este antagonismo, el referente de la
racionalidad política suele quedar en un segundo plano, y es
sustituido a menudo por consideraciones de carácter emo-
cional en el contexto de la cultura de masas “ (Saez, 2018,
pág. 29).
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Para calibrar el carácter fascista o no de los nuevos
populismos es útil tomar como referencia el conocido escri-
to de Umberto Eco, Il fascismo eterno, Milano: La nave di
Teseo Editiore, 2018, donde enumera las que considera 16
características más relevante difuso ideario fascista advirti-
endo al mismo tiempo, con cierta exageración (quizás como
estrategia preventiva), que “basta con que una de ellas esté
presente para hacer coagular una nebulosa fascista” .
En la revista CIDOB Report, nº 1, dedicada a los populis-
mos, se opera también con una definición minimalista de
populismo que Diego Muro toma de Cas Mudde en Popu-
list Radical Right Parties in Europe, Cambridge University
Press, 2007, p. 23: “El populismo es una ideología simple
que considera que la sociedad se divide, en última instancia,
en dos grupos homogéneos y antagónicos, ‘la gente pura’
y ‘la élite corrupta’; y que argumenta que la política debería
ser una expresión de la volonté générale (voluntad general)
de la gente» (Muro, 2017 ).
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Como muchos individuos se sienten “vacíos” ...
compran cualquier cosa que “les apetezca”, se llenan el
buche de productos de consumo asociados a “deseos”,
“ilusiones” y “experiencias” hasta que, una vez los han sa-
boreado y engullido, los expulsan y buscan otros nuevos.
“La desdicha de los consumidores deriva del exceso, no de
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