Señaló que las rutas que las mujeres
emprenden conllevan diversos riesgos, desde la
violencia sexual y física hasta la estigmatización
social y la negación de sus derechos
fundamentales, políticos y sociales.
La presidenta de la Comisión para la Igualdad de
Género, mencionó que si bien existen numerosos
acuerdos e instrumentos internacionales en
materia de atención a las mujeres en situaciones
de conflicto, desplazadas y refugiadas; además de
aquellas basadas en la prevención de la violencia
de género, falta mucho para proteger los
derechos humanos de las mujeres en diversos
ámbitos.
“Plasmar obligaciones en instrumentos jurídicos es parte importante en la defensa
de los derechos de las mujeres a una vida libre de violencia, sin embargo, debemos
actuar para que se apliquen estas normas y recomendaciones, además de que se
respeten los derechos humanos de las mujeres”. Puntualizó.
En este sentido, expuso que son los parlamentarios quienes están obligados a
atender y dar respuesta a la situación de quienes además de padecer estas violaciones
a los derechos humanos y ser objeto de discriminación, parecen ser invisibles a la
justicia, a las autoridades y a su propio entorno comunitario y familiar. “Nos toca
propiciar desde la esfera parlamentaria, sociedades sin violencia en las que todas las
personas sin importar su género, condición social, religión o etnia gocen de plenos
derechos”.
Gastélum Bajo indicó que no actuar en la defensa y la promoción de la dignidad
humana significa retroceder décadas en el desarrollo y logros obtenidos a favor de las
mujeres y las niñas. “La igualdad de género no es solo un derecho humano
fundamental, sino que es la base para un mundo pacífico, próspero y sostenible”.
Expresó que dar identidad a las
mujeres refugiadas también es
imperativo, por ello, sugirió que
estas mujeres deben de estar
inscritas en un registro para recibir
la información y documentación
correspondiente a fin de garantizar
su seguridad personal, su libertad de
circulación y el acceso a los servicios
de primera necesidad. “Satisfacer el
derecho de las mujeres a una vida
sin violencia no es negociable”.
DG
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