junio - julio 2019
número 12
SECCIÓN ENTREVISTAS
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Incluida la máquina más perfecta que existe… el cerebro
Si, también. Parte de mis investigaciones las llevo a cabo en la rama de
la neurociencia, que trata de cómo utilizar la informática y la tecnología
para conocer el funcionamiento del cerebro. Es un trabajo que llevo a cabo
desde mi tesis doctoral. Intentamos ver, por un lado, qué es capaz de hacer
el cerebro y, por otro, cómo podemos alterar su actividad para ayudar a las
personas.
Póngame un ejemplo
Estamos trabajando con métodos no invasivos que eviten el uso de cirugía.
Por ejemplo, hemos diseño unos cascos especiales capaces de interpretar las
señales cerebrales para medir la atención y la fatiga de una persona.
¿Pueden saber si en este momento yo le estoy oyendo, pero no
escuchando?
Más o menos. Podemos saber si una persona está cansada o concentrada, aun-
que ésta crea lo contrario. Esto es muy útil en profesiones como conductores,
médicos o controladores aéreos. Estamos desarrollando los medios para saber
si realmente están en condiciones físicas y mentales para trabajar, garantizan-
do su seguridad.
Parte de su trabajo la lleva a cabo en el campo de la robótica,
creando y construyendo aparatos inteligentes.
En su centro de trabajo con el motor de
un tanque desarrollado junto con sus
alumnos.
Samuel incorpora la
inteligencia artificial
a los drones.
Trabajamos desarrollando sistemas que no existen en el mercado y que di-
señamos y construimos a demanda, por ejemplo, en el ámbito de la defensa,
incorporando la inteligencia a las aeronaves para que realicen acciones muy
concretas. Este sistema puede ayudarnos a saber si hay personas o explosivos
dentro de un recinto antes de que entre una persona. También puede emplearse
en rescates en cuevas o en el subsuelo o ante desastres naturales.
¿Qué es lo más curioso que ha creado?
Un dron de forma vertical que incorpora una serie de cajas con antenas de
wifi que funcionan como un repetidor de forma que, cuando el dron pierde
señal, lanza al suelo una de estas cajas que rebota la señal para que ésta siga
llegando al dron. De esta forma podemos mantener la transmisión en luga-
res cerrados y profundos. En ninguna de las ferias a las que hemos asistido
hemos visto algo similar.
¿Ha aplicado alguno de estos proyectos en Güéjar?
Pues mira, sí. De hecho, tenemos en marcha un proyecto docente en el Peñón
de Canales para complementar el trabajo fin de grado de los alumnos. Esta-
mos creando agencia espacial de juguete. Nuestro objetivo es llevar a lo alto
de Peñón para que nos de datos sobre el tiempo y saque a su vez fotos de la
zona. También se podría utilizar un dron para detectar fugas subterráneas de
agua o un robot que detecte diferencias de color y que ayude en la búsqueda
de personas desaparecidas. La verdad es que Güéjar me ha inspirado mucho a
la hora de crear nuevos dispositivos.
Es usted un ejemplo claro de que es posible vivir en un pueblo
pequeño y tener las mismas oportunidades educativas y profe-
sionales que los residentes en grandes ciudades.
Ciertamente. Vivir en un pueblo como Güéjar no frena tu futuro laboral. Viví
aquí toda mi etapa en la enseñanza obligatoria y bachillerato y estudié en la
UGR, que es una buena Universidad. En Güéjar hay buen transporte e internet
con buena señal. No se necesita más. Sólo tener vocación.
Y un buen cerebro
Samuel en su despacho de
la Escuela de Informática,
consultado un ejemplar de
Plaza Mayor.
No necesariamente. A veces es más importante hacer lo que verdaderamen-
te te gusta. Entonces, acabas aprendiéndolo todo. Cuando estuve en EEUU
regresé hablando inglés perfectamente. Cualquier lo hubiera hecho en esas
circunstancias. No es cuestión de inteligencia, sino de practicar algo que
te guste.