acercaron al Manzanares para ver jugar a Falcao.
Las ofertas son más y mejores cuando el partido se juega fuera del fin de semana porque la otra pata del problema, según denuncian los aficionados, son los horarios. Se acabaron las tardes de fútbol y de carrusel.
La última jornada de Liga empezó el pasado viernes a las 21.00, con el duelo entre Osasuna y Rayo Vallecano, y terminó ayer, cerca de las 23.30, tras el Sevilla-Valladolid. Entre uno y otro encuentro pasaron 72 horas, cuatro días y diez horarios diferentes. “El fútbol a todas horas devalúa el producto y cansa a la gente”, señala el azulón Mateos.
En esto hay acuerdo con los clubes. “Los horarios han retraído a los espectadores. Sobre todo, no saber de antemano qué día y a qué hora se va a jugar”, comenta Vizcay. La misma opinión tienen en el Athletic y en el Deportivo.
Según Roures, el problema está en el precio de las entradas y los abonos, que no se ajustan a la situación de crisis: “El hecho de
disputar un partido un lunes no te vacía el
estadio; lo hacen los precios y el interés deportivo del encuentro.
La animación que hay en otros sitios forma parte del espectáculo, y es un problema que la televisión muestre gradas semivacías”.
Los horarios de la Liga, explica la LFP, se fijan actualmente con un mes de antelación; hace años el margen era de diez días.
En Alemania se conocen todos los horarios a principio de temporada. En Inglaterra se fijan con unos tres meses de anticipo, aunque pueden modificarse.
España es un caso único, pues existe la obligación de emitir un partido en abierto que no puede ser del Real Madrid ni del Barcelona.
Los clubes españoles se quejan de que conocer con poca antelación las fechas aumenta los gastos de vuelos y hoteles.
El fútbol se degrada y muchos aficionados desesperan.
MIGUEL LOIS