Personajes legendarios del género de terror | Page 44

4.13. FANTASMAS CÉLEBRES 4.13.4 En China 39 Huiguan, al sur de la ciudad. Se construyó encima de un cementerio; los fantasmas y aparecidos son frecuentes. 4.13.5 En Japón Ilustración del artista japonés Kitagawa Utamaro para sus Cien historias de demonios y espíritus, finales del siglo XVIII En China son numerosos los relatos tradicionales sobre fantasmas; se creía en ellos y hasta se les rendía culto. Confucio dijo: “Respetad a los fantasmas y a los dioses, pero alejaos de ellos”. El erudito Zhuxi, de la Dinastía Song (960-1279), quiso escribir un libro contra su existencia, titulado Si crees, allí estaremos; si no crees, no nos hallarás. Los fantasmas chinos se denominan Kuei; son espíritus malvados de personas que vivieron una vida deshonrosa o perversa, o que murieron de forma violenta. Se dice que hacen daño a las personas y buscan a quién asesinar para que el espíritu de la víctima ocupe el lugar del Kuei en el Infierno; pero esto sólo es posible con los espíritus de débiles y cobardes, pues no pueden causar ningún daño a los valientes que demuestran no temerlos. Otro tipo de fantasmas son almas de plantas, animales o cosas que abandonan su cuerpo material para atacar a las personas; son peligrosos pero se los puede destruir cuando intentan volver a su cuerpo. Las autoridades prohibieron en 2007 las historias de fantasmas. Son muy conocidas las leyendas de Ye, la de Lu Ch’ien y el sauce embrujado, y la del policía Yin. El orientalista Lafcadio Hearn transcribió algunos de estos relatos tradicionales, que inspiraron no sólo el film Kwaidan, de Kobayashi, sino toda una tradición de cine y literatura paranormal que llega hasta Ring de Nakata. • En el Teatro de la Ópera de Pekín, llamado Huguang El escritor y orientalista Lafcadio Hearn ha adaptado algunos relatos tradicionales de fantasmas japoneses. Los fantasmas japoneses son espíritus apartados de una pacífica vida tras la muerte debido a algo que les ocurrió en vida, falta de una ceremonia funeraria adecuada, o por cometer seppuku o harakiri (suicidio). Usualmente aparecen entre las dos de la madrugada y el amanecer, con kimono blanco de luto abrochado al revés y sin pies definidos; algunos carecen de rostro, los llamados nopperabō o sin cara (como los hupia de los taínos antillanos). Hay muchos tipos de fantasmas japoneses, en general denominados yūrei: onryō, o fantasmas vengativos; ubume, o fantasma benéfico de una madre que murió durante el parto o dejando niños pequeños y que regresa para cuidar de sus hijos o traerles dulces, que al desaparecer el fantasma se transforman en hojas secas; goryō, fantasmas vengativos aristócratas que fueron martirizados, funayūrei, fantasmas de los que murieron en el mar; funayūrei-urei: fantasmas de niños traviesos; los gaki o fantasmas hambrientos; los de objetos o tsukumogami; los cambiantes u obake; los jikininki, hitodama, reikon... El Templo Zenshoan en Tokio es conocido por su colección de pinturas de yorei, o galería de Yorei-ga. Son 50 pinturas de seda que datan de 150 a 200 años y representan una gran variedad de apariciones. Fueron recogidas por Sanyu-tei Encho, un historiador famoso y artista del rakugo en la era Edo cuando estudió en Zenshoan. Son lugares encantados: • El espectro de Kuchisake-onna, una mujer espantosamente desfigurada durante la época Heian por un marido celoso, un samurai que con unas tijeras le descarnó la parte inferior de la cara para descubrirle los dientes y la mandíbula; vuelta un maléfico fantasma, es uno de los más famosos y se la representa en unas máscaras verdaderamente horribles. • El castillo de Himeji es frecuentado por el fantasma de Okiku • Aokigahara, el bosque en el fondo del monte Fujiyama, es una localización popular para el suicidio y numerosos fantasmas suelen pasear por allí. • La leyenda de Botan Dōrō ( ) es inmensamente popular en Japón y ha dado argumento al kabuki, al rakugo, a la literatura y al cine en numerosas ocasiones, pero no parece tener un fundamento histórico real.