Periódico USS / Universidad San Sebastián Periódico USS / Mayo Nº 8 | Page 12
Pág. 12
Universidad San Sebastián
Edición Nº 08 / Mayo 2017
Nutrición en el siglo XXI:
Los pequeños y misteriosos peligros
esconden en los alimentos que consu
E
n el último tiempo, el cuidado de
la salud y el cuerpo en general
se ha intensificado. Datos de
la Encuesta Nacional de Actividad
Física y Deporte 2016, indican que el
32% de los chilenos ha abandonado
el sedentarismo, para dar lugar a la
práctica deportiva.
No obstante, aunque se propende
a una vida más sana, la oferta de
productos con altos niveles de
calorías, materia grasa, azúcares y
sodio, sigue siendo un peligro y una
tentación con la que se debe lidiar a
diario. Por eso, se han implementado
políticas públicas –especialmente
la de los conocidos sellos negros
“ALTO EN”– que buscan mantener
a raya la obesidad infantil, con
sus consecuentes enfermedades
asociadas, como patologías cardíacas,
diabetes, hipertensión e incluso,
algunos tipos de cáncer.
Sin embargo, existen muchos
componentes que entran al cuerpo
humano a través de los alimentos, sin
ningún filtro ni advertencia por parte
de las compañías que los fabrican y/o
expenden: colorantes, preservantes,
hormonas o pesticidas son algunas
de las sustancias químicas y aditivos
que son parte de la “dieta”, a pesar de
que en algunos lugares del mundo se
trate de sustancias prohibidas por
causar daños al organismo.
La directora del Bachillerato en
Ciencias de la Salud en la sede Valdivia,
Carolina Barriga, puntualiza que de
acuerdo al Reglamento Sanitario de
los Alimentos (RSA), “se considera
aditivo a cualquier sustancia que,
teniendo o no valor nutritivo, se
adiciona intencionalmente a un
alimento con un fin tecnológico,
como mejorar su color, textura, sabor
o vida útil, entre otras propiedades”.
A modo de ejemplo, explica que
“para lograr que un alimento sea
más atractivo para el consumidor,
se utilizan colorantes artificiales
aprobados por el RSA. Algunos de
los más conocidos son la tartrazina;
amarillo crepúsculo, azorrubina y azul
índigo. En Chile se regula el control
de la concentración de estos aditivos
a través del índice la Ingesta Diaria
Admitida (IDA), valor que indica la
cantidad máxima de aditivo que
un ser humano podría consumir
Se han descrito algunos
casos de hiperquinesia
en niños, relacionados
con la tartrazina. Por
estas razones, estos
colorantes han sido
eliminados en países
como Noruega y
Austria”.
Muchos aditivos que se incorporan en algunos
alimentos están prohibidos en otros países, sin
embargo, en Chile aún se consumen, lo que
puede acarrear problemas asociados a la conducta
infantil. En tanto, los cultivos genéticamente
modificados podrían afectar la salud reproductiva
de las personas.
diariamente y durante toda su vida,
sin presentar reacciones adversas”.
No obstante, “estudios realizados
en animales, han relacionado la
tartrazina con tumores en la glándula
tiroides y el amarillo crepúsculo con
tumores al riñón”. La académica
detalla que la tartrazina es un
polvo amarillo anaranjado
brillante utilizado de manera
masiva en la elaboración de
refrescos, snacks y golosinas
y que la legislación chilena
exige que su presencia se
destaque en la rotulación de
los alimentos que lo contienen,
siendo su uso masivo en nuestro
país.
Carolina Barriga advierte que sus
efectos adversos para la salud
han sido mencionados por diversos
autores. El Instituto de Ciencia y
Tecnología de los Alimentos (INTA)
señala que tartrazina y amarillo
crepúsculo pueden producir cuadros
alérgicos en personas sensibles,
tales como urticaria y asma; y por
eso recomienda “restringir
su uso considerando su
posible toxicidad y
especialmente, por
no ser un aporte
Académica Carolina
Barriga.
nutritivo a la dieta”.
La experta añade que “se han
descrito, además, algunos casos de
hiperquinesia en niños, relacionados
con la tartrazina. Por estas razones,
estos colorantes han sido eliminados
en países como Noruega y Austria”.
En razón de la gran cantidad de
colorantes en los productos
de consumo habitual de los
niños, que por su menor peso
pueden llegar fácilmente a
consumir niveles tóxicos, la
académica advierte sobre
su uso masivo en escuelas y
colegios en snack y colaciones.
“Es re