Periódico USS / Universidad San Sebastián Agosto Nº16 | Page 5

ENTREVISTA Pág. 5 Edición Nº 16 / Agosto 2019 El rector Carlos Williamson analiza la propuesta de nuevo crédito que reemplazaría al CAE y desmenuza cómo ha sido el sistema de ayudas estudiantiles para las universidades sin gratuidad. E l rector Carlos Williamson fue invitado por la ministra de Educación, Marcela Cubillos, a participar en el Consejo Asesor de Rectores del Mineduc. De carácter técnico y con el propósito de hacer propuestas para enfrentar los desafíos país en materia de Educación Superior, está integrado por 17 rectores de universidades, IP y CFT, quienes abordan diversos temas relevantes que han ido surgiendo ante necesidades y cambios que sufre el ámbito de la Educación Superior. En su calidad de economista y miembro del Consejo Asesor, Williamson analiza el sistema de financiamiento de la Educación Superior. Sobre el sistema de ayudas estudiantiles, plantea que “la creación del Fondo Solidario de Crédito Universitario en 1993, “Al irrumpir la gratuidad apareció una nueva forma de diferenciación entre las IES” del Crédito con Aval del Estado (CAE) en 2006 y el incremento de las becas por mérito académico, permitió en dos décadas aumentar en cuatro veces la matrícula, y si bien existen descontentos con relación al CAE, al menos el acceso a éste movió la palanca de movilidad social y dispuso reglas parejas para todos. No ocurrió lo mismo en otras ayudas, como el Fondo Solidario, que ha sido solo para las universidades del Cruch, con mejores condiciones de crédito. Con todo, al irrumpir la gratuidad en 2016 para el 60% de los estudiantes con menores recursos en instituciones acreditadas, cambió el escenario y apareció una nueva fuente de diferenciación entre las Instituciones de Educación Superior (IES). Se segmentó en dos el sistema: aquellas con o sin gratuidad”. El rector reflexiona que “como la gratuidad solo cubre hasta el 60% de los estudiantes más pobres, las universidades que están en gratuidad y poseen una proporción alta de alumnos pertenecientes a este segmento tienen fuertes brechas de desfinanciamiento entre sus costos y el arancel regulado (AR) que reciben. Se genera un problema de inequidad porque estudiantes en igual condición socioeconómica pagan distintos montos dependiendo de dónde estudian. Además, en aquellas sin gratuidad la selección de estudiantes se complejiza. ¿Cómo atraer a un estudiante vulnerable que accede a la gratuidad en una universidad, si en la otra, sin gratuidad, debe financiar un copago?”. Problemas de asimetría e inequidad Carlos Williamson sostiene que el modelo de financiamiento se resquebrajó con la gratuidad, y un instrumento que puede atenuar la asimetría es un nuevo crédito fiscal que reemplace al CAE, que corrija sus fallas, pero a condición de que no cree nuevos problemas. “El actual gobierno envió un proyecto de ley que crea el Sistema de Financiamiento Solidario (SFS), que tiene avances importantes: beneficio para el egresado mediante la condonación del monto de la deuda al final de un plazo razonable; cobranza mediante descuento por planilla del empleador y la Tesorería de la República haciendo de caja recaudadora; y saca a la banca privada para hacer menos onerosa la posición financiera del fisco. Esta propuesta considera, además, que si las universidades excluidas de la gratuidad se quieren sumar al SFS se comprometen a un copago cero para sus estudiantes del 60% más pobre. Esto significa dar un crédito con recursos propios, pero el monto del préstamo debe ser por montos acotados”. En el contexto de gratuidad, el rector sostiene que la propuesta de financiamiento estudiantil debe conjugar dos objetivos: por un lado, asegurar que el pago de las familias de los estudiantes que pertenecen a los deciles 1 al 6, sea cero mientras estudian, con independencia de si lo hacen en instituciones con o sin gratuidad, y por el otro, el objetivo de no generar desfinanciamiento en ninguna de las instituciones que amenace la calidad de sus proyectos académicos. La solución, a su juicio, pasa por nivelar los aportes fiscales de forma que todas las IES con y sin gratuidad accedan a los mismos techos de crédito del SFS para los deciles 1 al 6. Este crédito del Estado podría ser por aportes escalonados según años de acreditación y porcentaje de alumnos vulnerables en relación a los deciles 1 al 6. “Se unifica en una sola cuota la cobranza de ambos créditos, que en ningún caso podrá exceder el 10% de la remuneración del egresado, hasta completar el arancel real. El crédito pasa a ser administrado por la misma institución que administre el SFS. A los 15 años se condona cualquier saldo insoluto de deuda, lo que beneficia a los estudiantes que por razones de diversa índole, no alcanzaron a cubrir toda la deuda con sus remuneraciones”, plantea. Espacios de mejoras para la gratuidad Uno de los temas a los que públicamente se ha referido el rector Williamson, es la gratuidad. Sobre ese aspecto, cree que existen al menos, 4 espacios de mejora, y varios de ellos requieren modificaciones legales: 1. Se debe resolver la inconsistencia de imponer de facto que la gratuidad llega hasta la duración oficial de la carrera. Se debe dar al menos un plazo de 3 años para hacer el ajuste. Por lo demás, no podría ser legalmente inadmisible que a las generaciones actuales se les aplique la norma. Una vez que se aplica el término de la gratuidad al alumno que se ha demorado en exceso, se le debe dar un crédito CAE o SFS por el 100% del arancel regulado, que sería lo que recibiría la universidad, corrigiendo la anomalía de que las universidades solo reciban el 50% del arancel regulado como dice la ley vigente. 2. La Comisión de Expertos debiera tener un rol importante para construir una metodología que defina correctamente las trasferencias por la gratuidad según los aranceles regulados, que definen los montos que aseguran financiar los costos de la docencia. Tal vez se podría pensar que si el gobierno tiene problemas financieros puntuales un año, que impiden financiar el monto del arancel regulado “verdadero”, debiera quedar una cuenta de ajuste a pagar en otro ejercicio del presupuesto fiscal. 3. Eliminar la fijación de aranceles para los deciles 7, 8 y 9. Si la gratuidad será una camisa de fuerza financiera con traspasos inciertos a las IES, al estar sujeto este subsidio a los vaivenes del juego presupuestario, los aranceles de estos deciles deben estar libres. 4. No olvidar que la ley de presupuesto está contemplando recursos institucionales competitivos, mayormente para las universidades con gratuidad y sin aportes significativos para aquellas sin gratuidad, lo que constituye una forma de diferenciación que afecta su desarrollo futuro, especialmente si quieren invertir en calidad académica. Ello es especialmente válido para el desarrollo regional porque es indispensable que las Universidades regionales sin gratuidad obtengan mayores recursos para seguir mejorando en calidad.