Periódico Interno 9 Edición periodico-interno-marzo-2019-comprimido-3 | Page 21

En el comportamiento: predisposición a accidentes, consumo de drogas, explosiones emocionales, comer, beber o fumar en exceso, falta de apetito, excitabilidad, conductas impulsivas, alteraciones en el habla, risas nerviosas, incapacidad de descansar y temblores. En el trabajo: absentismo, relaciones laborales pobres, altas tasas de cambio de trabajo, mal clima en la organización, antagonismo con el trabajo, falta de satisfacción con el desempeño del empleo y mala productividad. En definitiva, este tipo de estrés afecta directamente a la calidad de vida de aquellos que lo sufren, llegando a ser en muchas ocasiones motivo de baja laboral. Y es que, actualmente, la esfera laboral incide en todas las demás parcelas de la persona: la psicológica, relacional, personal, económica y hasta en el estado físico. ¿Qué origina el estrés laboral? El ictus se distingue por seis señales de alEste aumento del estrés laboral en nuestra sociedad puede deberse a los cambios que se han producido en los tipos y ritmos de trabajo durante los últimos años. En concreto, la SEAS y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad citan como agentes estresores en el ámbito laboral: -El exceso o la falta de trabajo. -Plazos de trabajo insuficientes para completar los proyectos de forma satisfactoria, tanto de cara a los demás como a nosotros mismos. -Ausencia de una descripción clara del puesto de trabajo o de la cadena de mando. -Falta de reconocimiento o recompensa después de haber tenido un buen rendimiento laboral. -No disponer de la oportunidad de expresar las quejas. Tener responsabilidades múltiples, pero no la autoridad o capacidad para tomar decisiones. -Estar rodeado de superiores, compañeros o subordinados que no cooperan ni apoyan. -No tener control sobre el resultado del trabajo o poca satisfacción con el producto terminado. -Poca estabilidad laboral o inseguridad acerca del mantenimiento del puesto. -Estar expuesto a prejuicios por edad, sexo, raza, origen étnico o religión. -Estar expuesto a violencia, amenazas o intimidaciones. -Trabajar en condiciones físicamente desagradables o peligrosas. -No disponer de la oportunidad de mostrar el talento o las capacidades personales. -Que los pequeños errores o distracciones puedan tener consecuencias serias o incluso desastrosas. 10 consejos para mantener bajo control el estres laboral Afronta las situaciones difíciles. En vez de postergarlas o evitarlas, hazles frente, ya que dejarán de angustiarte una vez las identifiques y resuelvas. Entrénate en la solución de problemas. Analízalos de una manera lógica: define el problema, has una lista con las posibles soluciones y otra de los pros y contras de cada una. Evalúa estas ventajas e inconvenientes y selecciona la alternativa más beneficiosa. Organiza bien tu tiempo: Planifica tu día sin sobrecargarlo de actividades. Si no tienes tiempo, selecciona las tareas más importantes de acuerdo a las prioridades y, si es necesario, delega. Y, si aun así, la presión es excesiva, aprende a decir “no”. Te mereces un descanso: Asigna un espacio diario al ocio y a las relaciones personales para practicar tus aficiones o estar con amigos. El fin de semana, descansa, y tómate vacaciones de vez en cuando. Aprende técnicas de autocontrol: Practicar de manera regular actividades como relajación, meditación, mindfulness o yoga te ayudará a neutralizar la activación fisiológica del organismo que produce el estrés y te proporcionará un mayor control de las emociones. Fomenta las relaciones personales y sociales y apóyate en ellas. Cuando sientas que no sabes cómo resolver un problema, pide consejo a las personas en quienes confías. Y ofrécete para apoyarles tú a ellas: ayudar a los demás mejora tu estado de ánimo y reduce el impacto del estrés. Cuida tu dieta: Sigue una dieta saludable rica en frutas y verduras. Mantén horarios regulares y tómate tu tiempo para comer. Evita o toma con moderación las bebidas con cafeína o alcohol. Haz deporte de manera regular. El ejercicio físico reduce la intensidad del estrés y ayuda a que los episodios duren menos, además de fomentar una sensación de bienestar, siempre que no se haga por obligación. Se recomiendan dos horas y media de actividad aeróbica a la semana como correr, montar en bicicleta o nadar, siempre de acuerdo a tus capacidades. No restes horas de sueño. Descansado, afrontarás mejor cualquier conflicto. Ve a dormir siempre a la misma hora y descansa 7-8 horas/noche. Recurre a ayuda profesional si es necesario. Si sigues sin ser capaz de manejar el estrés, recurre a la ayuda profesional. Tu médico de cabecera podrá derivarte a un especialista, que te enseñará a modificar pensamientos y emociones y afrontar los problemas más positivamente.