Periódico Casco Antiguo News EDICIÓN 18 · OCTUBRE 2017 | Page 8

PERSONAJES C ésar del V asto HISTORIADOR PA N A M Á E se chombo llamado GUEVARA (parte I de II) En su segundo viaje por el continente (1953-54), que realiza con Carlos Calica Ferrer, Ernesto Guevara conoce a otros paisanos de la Universidad de La Plata: Andro Herrero, Óscar Valdovinos, Ricardo Rojo y Eduardo Gualo García. C alica se fue, por una oferta de trabajo. Rojo y Valdovi- nos toman el primer barco a Panamá; Gualo y él parten el 31 de octubre de 1953: «Llegamos sin un cobre a la ciudad y tuvimos que hacer de todo para conseguir mangos» le cuenta por carta Ernesto a su madre. En su paso por Panamá, Rojo y Valdovinos, dejan a Benedetti, del grupo revolucionario de estudiantes universitarios, informado del arribo de los dos paisanos, rumbo a Guatemala. Según Everardo Tomlinson: «Adolfo Benedetti Evers nos sorprendió con la noticia de que habían llegado al país, perseguidos por el gobierno peronista, dos jóvenes argentinos que necesita- ban de nuestra ayuda para encontrar alojamiento y comida mientras durase su permanencia en Panamá». La inquietud se apoderó del grupo. En la mesa del Café Coca Cola —alre- dedor de la cual se encontraban Isaías García, Rómulo Escobar, Luis Ayala Gómez y Adolfo Benedetti— comen- zaron a trazarse planes de ayuda, pero todos se estrellaban contra la dura realidad: la falta de dinero de los inte- grantes del grupo y las pocas facilida- des de las que disponían para alojar en sus propios hogares a los sureños. Ró- mulo pidió a Everardo que los hospe- dara en su casa. Él lo consultó con su Atravesando suramérica arriba a Panamá, el pelao Ernesto Guevara a conocerse y conocer amigos madre y su hermana, que acabaron aceptando. Los compañeros hicie- ron una colecta para invitar a los dos refugiados a un pequeño restaurante ubicado en la calle C, entre las calles 12 y 13, frente al parque de Santa Ana, donde servían una sopa de pata deliciosa al módico precio de treinta centavos. Así los trasladaron desde su alojamiento temporal, un edifi- cio desocupado frente al Café Coca Cola sin corriente eléctrica ni agua, donde se alojaba gente que no tenía otro lugar. Guevara desde el primer momen- to fue afable y comunicativo; Gualo se mantenía altivo, distante, daba impresión de autosuficiencia. Cuenta Everardo que, gracias a la locuaci- dad y calidad humana de Guevara, sus prejuicios sobre los argentinos desaparecieron: «su conversación era amena, pues la matizaba con anécdotas de la experiencia adquiri- da en su periplo vital en Argentina. No tenía, a mi juicio, una ideología definida. Era, innegablemente, un hombre muy culto con quien se po- día hablar sobre diversos temas fue- ran políticos, literarios o científicos». Se reunían cada día en el Café Coca Cola, y la conversación siempre deri- vaba hacia la política. La mayoría del grupo estudiantil pertenecía al Círcu- lo de Estudios Marxistas que dirigía Moisés Chong Marín, «por lo tanto, nuestros análisis de la situación na- cional e internacional se hacían en forma dialéctica, considerando todos los factores externos e internos que pudieran intervenir en ella». Entendieron que no eran perse- guidos del peronismo: «La actitud de Ernesto hacía Perón no es clara y definitiva». E l viaje que cambió la vida de un joven doctor Ernesto en brazos de su madre, Celia de la Serna en 1928 8 Ernestito en Rosario. Che jóven El Che adopta la pipa como compañera. Más adelante se pasará al habano. “La más famosa fotografía e icono gráfico del mundo en el siglo XX”. Foto de Alberto Díaz (Korda) el 5 / 03 / 1960 En sus brazos, su hijo Ernesto. A su lado, su hija Celia en 1965