Santiago de Cali, Periódico Acción... Cali
ACCIÓN... CALI
EDICIÓN N°
19
LIBRE
OPINIÓN
Colombia en su Bicentenario
de Independencia Nacional
Por: Nelson Rojas Rojas
d e acuerdo con algunos historiadores, la vida
humana en nuestro territorio se calcula en más
de 10.000 años. Si nos remontamos solo a la
llegada de los españoles como conquistadores y
colonizadores, contamos con más de 450 años,
de los cuales solo son 200 de vida independiente como país libre,
autónomo y soberano.
Es cierto que a partir de nuestra independencia hemos tenido
muchos conflictos internos armados de los cuales los más desta-
cados han sido la guerra de los mil días desde 1898 a 1901 y en
especial el conflicto actual con los grupos alzados en armas,
FARC, ELN y otros desde 1960, los cuales seguimos afrontando
y que con la corrupción han sido una de las causas del no muy
rápido desarrollo que hemos tenido por el alto costo económico,
humano y material que estos han originado y que por ahora no
se vislumbra su terminación, a pesar del acuerdo hecho en La
Habana en 2016 .
Si hacemos cuenta desde la iniciación de nuestra independencia
del gobierno español, algunos lo consideran bastante largo,
improductivo y de poco desarrollo y dicen que no se ha hecho, ni
se ha visto nada bueno en ningún gobierno.
Según estadísticas nacionales, somos el país que ocupa el puesto
N° 26 a nivel mundial en cuanto a extensión territorial y el N° 28
en cuanto a la cantidad de habitantes. Somos 32 departamentos
y 49 millones de habitantes según el último censo, tenemos el 4to
puesto en América Latina en producto interno bruto, el N° 28 a
nivel mundial, somos el 2do país del mundo con la mayor biodiver-
sidad, datos que para nosotros nos llena de orgullo.
Pero también tenemos algunos informes negativos o desfavora-
bles como el índice de riqueza que no llega al 15% y el de pobreza
que llega al 27%; también estamos clasificados como de los
países con mayor desigualdad social y económica del mundo y de
América Latina, que es tal vez el más grave problema que tene-
mos y al cual le debemos prestar más atención.
Pero cada año que pasa nuestro país crece, progresa, no somos
hoy el país que tuvieron nuestros antepasados en 1819 o años
posteriores, o años pasados : hoy tenemos mejor salud, menos
pobreza , más y mejor infraestructura, cultura y conocimientos
intelectuales, que poco a poco estos, se van empleando en su
desarrollo, por las invenciones, creatividad y talento de nuestra
gente, lo que nos indica que no está muy lejos el día en que
podamos salir de esta encrucijada en que nos tiene el subdesarro-
llo.
Creemos que no será muy largo el tiempo en que logremos supe-
rar todas estas dificultades. Luchemos por un mejor país, lo más
unidos posible, trabajemos más y critiquemos menos, no seamos
pesimistas, más bien pongámosle un poco más de optimismo a
nuestro futuro creyendo en nuestras capacidades, seria parte de
la solución.
A Quien Engañas Abuelo
Por: Ricardo Hernández
s
e aproximan las elecciones y con ellas las prome-
sas, los compromisos y los juramentos pegados con
babas de los distintos candidatos en una orgía de
discursos. Es el Bazar de los idiotas que siempre caen
en la trampa y como borregos van a las urnas por un
tamal que se les indigesta cuando nada de lo ofrecido se cumple y
simplemente se dan cuenta que han sido utilizados.
Es una tradición centenaria e inmodificable siempre que hay debates
electorales y aquí recuerdo la letra de esa famosa canción del maes-
tro Arnulfo Briceño, de la que me permito reproducir algunas partes
que caen como anillo al dedo y al que la caiga el guante… “Me dice
Chucho el arriero, el que vive allá en los cañales que a unos los matan
por godos, a otros por liberales, pero eso que importa abuelo, enton-
ces qué es lo que vale; mis taitas eran tan buenos, a naides le hicie-
ron males, solo una cosa compriendo que ante Dios somos iguales”.
Y si le falta algo a la radiografía del maestro Briceño, aquí va: “apare-
cen en elecciones unos que llaman caudillos, que andan prometiendo
escuelas y puentes donde no hay ríos. Y al alma del campesino llega
el color partidista, entonces aprende a odiar hasta quien fue su buen
vecino, todo por esos malditos politiqueros de oficio. Ahora te com-
prendo abuelo, por Dios no sigas llorando”.
Las paredes, los postes, cuanto sitio encuentran limpio es saturado
con afiches de todos los colores, que nunca quitan y menos hay una
autoridad con el suficiente carácter y criterio que haga valer las
normas existentes por miedo al jefe político de turno. Esta “Locom-
bia” está enferma de demencia política y lo grave es que no se
vislumbra quién la pueda curar o al menos aliviar porque todos están
metidos en el mismo costal. De pronto hay contadas excepciones
pero a esos no los dejan trascender porque les dañan el negocio y
hay que hacerlos a un lado, hostigarlos o desaparecerlos.
Ese abuelo no comprende por qué la política no se puede hacer sin
trampas, sin componendas, sin zancadillas. No entiende tampoco por
qué si la política es el arte de servir, la utilizan para beneficio propio
pasando por encima de todo y de todos sin sonrojarse y cada cuatro
años repiten la misma historia. El hambre campea, la delincuencia
pulula, la muerte espera agazapada en calles, barrios y rincones y
nadie hace nada por mejorar las condiciones de vida causantes de
pobreza, miseria, delincuencia y criminalidad. El campo, hoy, es un
generador de violencia por parte de quienes se están apropiando a
sangre y fuego de él.
Ya es tiempo señores políticos y politiqueros de cambiar el rumbo… a
los ídolos de barro déjenlos en sus ubérrimas propiedades. A Colom-
bia hay que levantarla de las cenizas y hacer un país nuevo, donde
quepamos todos y no sea exclusividad de élites corruptas. Y que en
el Congreso no se legisle con el signo pesos en la frente.
Es hora de reabrir Gorgona, La Pedrera y Araracuara. Criminales no
son solo los que matan, masacran, violan, también los que se roban
la plata de los colombianos de manera impune escudados en empre-
sas poderosas, apellidos rimbombantes o sirven de idiotas útiles para
los mismos fines.
Las opiniones expresadas aquí, no reflejan necesariamente el pensamiento del Periódico Acción… Cali.
Los columnistas son responsables de sus propios escritos.
3