Periódico Acción... Cali 2019 Acción... Cali / Ed. 18 / Agosto | Page 3

Santiago de Cali, Periódico Acción... Cali ACCIÓN... CALI EDICIÓN N° LIBRE OPINIÓN ¡   é       Por: Ricardo Hernández Por: Nelson Rojas Rojas e scuché la siguiente frase y vi con toda claridad n uestra Constitución Política Nacional en su Art. 29 inciso 4º, comprendido dentro de los DERECHOS FUNDAMENTALES, manifiesta muy claramente que “toda persona tiene derecho a impugnar el fallo de un juez cuando considere no estar muy de acuerdo con su resultado o que este le sea desfavorable,” y con mayor razón cuando se trate de una sentencia conde- natoria de carácter penal. Dicha formalidad jurídica se cumple desde hace muchos años en nuestro ordenamiento legal, en todos los organis- mos judiciales del Estado, con excepción de los procesos de conocimiento de las Cortes en primera instancia, que son los reservados para los llamados Aforados, o personas que ostentan altos cargos en el Estado, como Presidente, Magis- trados, Congresistas, Ministros y otros , y que en este momento no cuenta con ese recurso, por consiguiente estos fallos han sido para las Cortes la última palabra y de carácter irrevocable. De tal manera que una buena cantidad de sentencias conde- natorias de las altas Cortes, han sido objeto de falta de esta segunda instancia, lo que significa que la Justicia Colombia- na en este caso está en deuda con los que por desfortuna han sido condenados penalmente mediante estos dictáme- nes de primera instancia, carentes de este recurso. Algunos sectores de la opinión pública a raíz de la llegada del Exministro Andrés F. Arias quien fue condenado por la C.S. de J. a 17 años de cárcel en proceso judicial en primera instancia quiere por medio de sus abogados, hacer valer ese recurso y por eso los Congresistas de su Partido el CD tienen bajo la manga el proyecto de ley que pretende establecer la segunda instancia, para esta clase de procesos y en favor de todos los que han sido condenados en estas circunstancias. Sin embargo, por otro lado, los de la oposición al gobierno, oponen resistencia, argumentando que esos fallos son cosa juzgada y que no son susceptibles de revisión ni modifica- ción y lo que se pretende es perdonar delincuentes, crear impunidad, o también perjuicios o tropiezos a las leyes y al orden económico. Toda democracia se caracteriza por una pronta, efectiva y sabia justicia y es una oportunidad para la Justicia Colombia- na -que tantos comentarios desagradables ha producido en los últimos años- que esto sea parte de su reivindicación. 18 la suerte de este país, en manos de gentes con sobrada capacidad de ratificarlo: “Con buenas intenciones se está pavimentado el camino hacia el infierno”. La inseguridad en las calles, la proli- feración de factores perturbadores de la tranquilidad ciudadana, el desbordado consumo de alucinógenos; la corrupción galopan- te en todos los estamentos oficiales y por qué no decirlo, en los privados; el Congreso en el que cada quien tira para su lado sacando ventajas a base de chantajes o presiones, desbaratando el quórum u oponiéndose de manera sistemática a lo bueno porque no corre la mermelada (hay honrosas excepciones) y una oposición aplastada por las maquinarias oficiales, hacen de Colombia un país oscuro e inviable. Pero hay algo más grave aún y es la justicia, laxa para unos y severa para otros. Cada gobierno tiene sus patrocinadores y son los que quitan y ponen, para ellos son las prebendas mientras al ciudadano de a pie, lo dejan como el ternero. El Código Penal lo aplican con rigor a los de ruana, esos van a la cárcel, son juzgados y sentenciados , enviados a sitios no aptos para seres humanos en tanto que los “uribitos”, por mencionar solo un caso, llegan extraditados en avión especial, elegante- mente vestidos, con una cola de áulicos que le hacen calle de honor y finalmente es recluido en su casa donde, a lo mejor, le pagan los servicios, los vigilantes, tiene médicos, psiquiatras, enfermeras, abogados y de pronto jueces, todos dispuestos a servirle incondicionalmente por orden del patrón y titiritero expresidente. Si hubiera justicia de verdad, si esta no fuera sesgada y por el contrario aplicada de acuerdo con las conveniencias políticas y personales, el castigo sería Ubérrimo tanto para el que peca como el que induce a pecar. O como el viejo adagio popular, “el peca por la paga o el que paga por pecar”. Otra vagabundería es la casa por cárcel, derivada de lo anterior, una manera de burlar- se de víctimas y premiar a delincuentes bien estratificados o bien apadrinados. Pero no son solo éstos los beneficiados, en televi- sión mostraron la criminal manera de atracar y robar a la gente en pleno centro de Bogotá. Y la misma Policía con tristeza decía: “nosotros cumplimos con ponerlos a disposición”, pero el juez con base en los códigos, les da casa por cárcel y al otro día están hombres y mujeres en los mismos sitios, robando atracando, apuñalando y como la canción “todo sigue igual”. Esta es apenas una pequeña radiografía del país del Sagrado Corazón de Jesús, que hace mucho dejó de ser de Él y la verdad es que los dueños ilegítimos están entronizados en las alta esfe- ras del país a las que el ciudadano de a pie no tiene acceso. Las opiniones expresadas aquí, no reflejan necesariamente el pensamiento del Periódico Acción… Cali. Los columnistas son responsables de sus propios escritos. 3