Santiago de Cali, Periódico Acción... Cali
ACCIÓN... CALI
EDICIÓN N°
LIBRE
OPINIÓN
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Por: María Isabel Payán Samboní
c aminar por las calles de nuestra ciudad
Por: Ricardo Hernández
se
ha convertido en una actividad de alto riesgo;
mientras que tu fe te invita a salir con la tran-
quilidad de que nada te va a pasar y haces
todo tipo de ritual de protección, tu mente
racional te recuerda las recientes noticias de
a
las autoridades de Cali, con el alcal-
de a la cabeza, les quedó grande la
seguridad con el agravante que día a día
se deteriora más.
robos en todas sus modalidades y te dice que es mejor no
dar “papaya” y escondes todas tus pertenencias en lugares
inimaginables al mismo tiempo que tu cerebro activa el
instinto de supervivencia, caminas a velocidades luz, con
visión periférica de 360 grados, planeas modos de escape y
planes de defensa.
Los índices de criminalidad son alarman-
tes como lo demuestran las estadísticas
de todos los fines de semana. Los homi-
cidios ocurridos solo en sábado y domingo siempre supera
la cifra de diez, todos con arma de fuego.
Puede parecer exagerado, cómico o ficción, sin embargo, la
inseguridad en toda la ciudad es muy latente y genera todo
tipo inconformidades en los habitantes que reclaman una
política de seguridad donde se les garantice ante todo su
integridad física, y es nuestro derecho que así sea; sin
embargo, ¿Cuál es nuestro aporte de solución a esta proble-
mática?, ¿Nos quedamos sólo en la crítica y rechazo de los
hechos?, ¿Seguimos creando estrategias de defensa, cual
película de acción?
Cualquier sitio de la ciudad es peligroso para transitar no
importa si son horas del día o de la noche, los atracadores,
sicarios, vengadores, asesinos pagados, salen a hacer lo
suyo y lo cumplen con miedosa certeza.
Los hospitales sufren también las consecuencias asistiendo
a los heridos que agonizantes llegan a las salas de cirugía
donde finalmente fallecen y esos costos son asumidos por
el Municipio.
Hacemos parte de la sociedad y es nuestro deber aportar a
la convivencia pacífica de la misma; desde ese estado de
conciencia y con la intención de ser parte de la solución nace
el proyecto de transformación Posibilidades, una iniciativa
que se desarrolla en una población adolescente en condicio-
nes de vulnerabilidad, los cuales han vivido situaciones dolo-
rosas que implantaron en su mente inconsciente memorias
limitantes creyendo que la vida es injusta, cruel y que sus
oportunidades están reducidas quizá a repetir las desagrada-
bles historias de sus padres o cuidadores cercanos.
El Distrito de Aguablanca registra el mayor índice de homi-
cidios, tal vez por la extensión y las condiciones sociales
que lo hacen vulnerable a la delincuencia.
En el registro policial no aparecen capturas en flagrancia ni
posteriores a los hechos, pero no indica la posibilidad que
después, como resultado de las investigaciones, estas
hayan sido realizadas y los responsables vayan a respon-
derle a la justicia y a la sociedad.
Lo que si es cierto que desde hace mucho tiempo, una
frase se está haciendo viral en la ciudad y es “al alcalde le
quedó grande la seguridad de la ciudad”. Cierto o falso, los
boletines de la Policía registran lo ocurrido y en la Morgue
quedan los registros.
El Programa Posibilidades presenta un panorama diferente:
busca resignificar esas experiencias dolorosas, sembrar
semillas de esperanza en los corazones de cada adolescente
y permitirles soñar con un futuro prometedor y más armonio-
so para ellos.
Mensualmente se realiza una jornada de distención y empo-
deramiento mental, en donde a través de shows de magia,
baile, conferencias e historias de vida, con un enfoque desde
el coaching, programación neurolingüística, psicología y
técnicas orientales se demuestra a estos chicos que la vida
tiene otras posibilidades para ellos y que son merecedores de
una realidad diferente basada en el amor. Y al igual que
Martin Luther King, sigo convencida que “Si ayudo a una sola
persona a tener esperanza, no habré vivido en vano”.
El otro factor tiene que ver con la cantidad de armas de
fuego en poder de sicarios, atracadores y delincuentes,
cuando son las autoridades, policía, ejército, CTI y otras
debidamente autorizadas, las únicas que pueden cargarlas
y hacer uso de ellas.
Por lo pronto, el alcalde Armitage, tiene la obligación de
asumir la situación para que en Cali no corra más sangre
por culpa de quienes deben evitarlo y no lo hacen.
Las opiniones expresadas aquí, no reflejan necesariamente el pensamiento del Periódico Acción… Cali. Los columnistas son responsables
de sus propios escritos.
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