Periodico Alfredo Iriarte AIPA LEER Edicion 58 - Elecciones | Page 13

13 Ante un pueblo indiferente y escéptico frente al “Estado” y sus “instituciones”, la práctica malévola de comprar votos con tamales y aguardiente, el reparto de dádivas a sectores marginados de la población y las falsas promesas se constituyen en estrategias politiqueras cada vez más comunes y efectivas para seguir sumiendo al pueblo en el engaño, la miseria y el desencanto. Esta práctica también se usa para comprar votos de ediles, concejales, diputados o congresistas, claro, con dádivas muchísimo más grandes que, además, desangran el presupuesto del pueblo. Ahora, como consecuencias se evidencias las crisis de gobernabilidad, el atraso o subdesarrollo de nuestro país, la creación de una cultura del facilismo, atajo o dinero fácil, desprotección del pueblo, pobreza y miseria. Se ha llegado a la concepción de un Estado botín al que los politiqueros y mafias delincuenciales se pelean por saquear. Todo esto ha generado escepticismo y rep udio entre el pueblo, lo que explica los resultados de encuestas y estudios que reflejan una altísima deslegitimación de la democracia en nuestro país y en América Latina. Frente a este flagelo de la corrupción, la demagogia politiquera que, injustamente agrandan la brecha entre ricos y pobres, incrementan la desigualdad (Colombia es el segundo país más desigual de Latinoamérica), es urgente fortalecer la participación ciudadana como pieza fundamental para la lucha contra la corrupción: una ciudadanía participante, bien informada y consciente que actúe en procesos de planeación y ejecución presupuestal, que conoce la línea política, programas, ideas y perfil de los candidatos a la presidencia, al Congreso o a cargos de elección popular, podrá bloquear los candidatos indeseables por sus actuaciones no trasparentes. Asimismo, una ciudadanía que está atenta a los procesos licitatorios y de contratación y ejecución pública, podrá ejercer veeduría y control de la gestión de los recursos públicos. Esto hace parte de un compromiso serio de la ciudadanía resultado de una formación política eficaz, pues la corrupción afecta más a la población en general que al sector público. Por eso, ¡participa, defiende tus derechos, elige bien!