SALMO 4
Me diste alivio en la angustia
4:1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda.
Salmo de David.
4:2 Respóndeme cuando te invoco, Dios, mi defensor,
tú, que en la angustia me diste un desahogo:
ten piedad de mí y escucha mi oración.
4:3 Y ustedes, señores,
¿hasta cuando ultrajarán al que es mi Gloria,
amarán lo que es falso
y buscarán lo engañoso? Pausa
4:4 Sepan que el Señor hizo maravillas por su amigo:
él me escucha siempre que lo invoco.
4:5 Tiemblen, y no pequen más; Pausa
reflexionen en sus lechos y guarden silencio,
4:6 ofrezcan los sacrificios que son debidos
y tengan confianza en el Señor.
4:7 Hay muchos que preguntan:
"¿Quién nos mostrará la felicidad,
si la luz de tu rostro, Señor,
se ha alejado de nosotros?"
4:8 Pero tú has puesto en mi corazón más alegría
que cuando abundan el trigo y el vino.
4:9 Me acuesto en paz y en seguida me duermo,
porque sólo tú, Señor, aseguras mi descanso.
Dice san Francisco de Sales:
"... los ojos, los oídos, la boca, son puertas del alma. Finalmente, su vida es una continua indigencia, porque, si una vez se sintiera satisfecho, no sería ardiente y, por lo tanto, dejaría de ser amor". (p. 387)
*TRATADO DEL AMOR DE DIOS
MONASTERIO DE PEDRALBES
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