"La señora del cuerpo"
El concepto de música para vivir nace de una referencia al espíritu humano que "toca" el alma donde, lo que sentimos es una referencia de su existencia y, como en el arte que lo que vemos es sólo una referencia a la idea de un color que predomina sobre los demás, en un paisaje (un espacio determinado) o en una figura; el espíritu de lo que vemos, anima la vida del alma. Además, de manera similar al concepto del tono en la música, la tonalidad de un color contribuye a definir el estilo de un pintor, o de un cuadro en particular. Así, la tonalidad de un espacio puede ser definida por su “temperatura” por colores fríos o cálidos; por los colores que predominan: tonalidades doradas o verdosas, rojizas o azuladas; por variaciones de los grises, tonalidades brillantes u oscuras; y todo este conjunto de características no solo nos sirven para definir lo que vemos, nos sirven primordialmente para proponernos mundos diferentes de combinaciones de luces que funcionan como portadoras de sensaciones e ideas, es decir, lo que es el amor para la Vida.
Los colores, como la vida, son sensaciones que a veces no poseen una realidad objetiva, ni son una característica real de los elementos y, al igual que el sonido, todo depende de varios factores. Por ejemplo es el emisor de luz y el receptor de la misma. En particular, el color que vemos depende, en un grado fundamental, del órgano receptor de luz, el ojo humano.
Entonces, si nuestro ojo estuviera conformado de otra manera como, por ejemplo, alguna de las especies marinas, o como los de otros mamíferos terrestres; como los caninos, estaríamos en otro plano de sensaciones y la sensación de color sería radicalmente diferente o, incluso, inexistente. Y así, la vida va cobrando un valor según lo que observamos y cómo lo hacemos.
La vida es "real" por el uso del sentido.