los clásicos, sobre la temática de los clásicos porque no hay tanta producción. Pero hay que arriesgar para las nuevas generaciones. Y otra de las cosas de las que me siento muy orgulloso es de haber bajado la media de edad de asistentes al Festival. Estaba entre 57 y 60 años y ahora está en 44 años. Eso es conseguir que haya mucho público joven que se incorpora al Festival. Este dato es importante. ¿Por qué? Porque sois el futuro; vosotras y vosotros que tenéis 16, 17, 18 años sois el futuro y ese futuro es el que tiene que ocupar el espacio que dejen las personas mayores; tenéis que ser un público al que os interese la cultura en vivo: esto es muy importante.
En sus ocho años de dirección las caras de actrices y actores han cambiado, ¿piensa que era necesario un cambio generacional en los profesionales?
Creo que hay que cambiar las caras y hay que incorporar caras nuevas y hay que mezclar la veteranía con la juventud. Procuro hacer experimentos porque es fundamental y ambas partes se benefician. Hay una parte muy importante en todo esto: los veteranos y las veteranas pueden enseñar a la gente joven y la gente joven puede enseñar a la gente mayor muchísimas cosas también de los nuevos tiempos. Creo que esa fusión es fundamental para la vida en general. Las personas que vivimos en esta sociedad no podemos despegarnos de una forma en la que puede haber ese rompimiento generacional. Cuanta más fusión haya y más mestizaje, muchísimo mejor.
Parte de los actores y actrices son conocidos por su trabajo en la televisión, ¿es una manera de romper prejuicios en el mundo de la escena y atraer a un público más amplio?
Claro, así está hecho. Toda la actividad que yo desarrollo quiero que la vea el público y la hago para el público, los artistas quieren que el público los vea y el público quiere ver a los artistas. Y lo que hago son combinaciones de actores y actrices conocidos con actores y actrices desconocidos porque enganchas al público con ese actor o esa actriz conocida pero también vas a ver a ese actor y a esa actriz desconocida y te vas a fijar en esa persona. Y si esa actriz o ese actor desconocido es buena o bueno y hace un gran papel, todo el mundo se va a quedar con él o ella y así es como se hacen las carreras, haciendo bien tu trabajo, porque en todas las carreras de la vida somos corredores o corredoras de fondo. Así es como se hace una carrera en el tiempo, con las cosas buenas y las cosas malas que hayamos hecho en nuestra vida profesional, pues en la vida profesional hay que aprender de los errores. Yo es lo que hago siempre: aprendo de los fracasos y de los errores, porque eso nos hace crecer y ver donde hemos fallado para corregir ese fallo y permitir que no volvamos a cometerlo.
¿Cree que el teatro tiene el reconocimiento que merece?
Por eso mismo se creó la Academia de las Artes Escénicas, para poner en valor un arte milenario que no tiene la consideración que creemos que tiene que tener.
¿Cree que habría que hacer pedagogía para que los jóvenes y las jóvenes lleguen a los teatros y al teatro de Mérida?
Eso es lo que hay que hacer continuamente. Es un error haber sacado de los planes de estudio todo lo relacionado con el mundo de la cultura clásica o de la filosofía o del propio latín y griego. Es un error como una casa, es decir, creo que por eso mismo he apuntado al principio que es una pena que los políticos se metan en los planes de educación de la manera en la que se han metido y que tendría que estar por encima. Tendría que haber un pacto de Estado por la cultura. Tendría que haber un pacto de Estado por la Cultura.
¿Habría que repensar las actividades paralelas del Festival para que nosotros acudiéramos? ¿Habría que promocionarlas en los centros educativos o hacer charlas en los mismos para proyectar el Teatro y el Festival?
Intento que cada vez haya más actividades para la gente joven. Procuro que muchos de los encuentros, y de las charlas vayan dirigidos para todo tipo de público. Estamos abriendo las actividades paralelas a gente de vuestra edad.
María José González, Loli Gazapo Oliva,
María López Moreno y Carla Pérez Escobar