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Álvaro Martín: “Me siento orgulloso de venir de donde vengo, y todos mis títulos son también de Llerena”.
Álvaro Martín, atleta especializado en marcha en la distancia de 20km, es el último campeón europeo de marcha que reside en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid. No solo practica este deporte, sino que también estudia, y además, este campeón de Europa es extremeño, de un lugar cercano a Mérida, Llerena.
Desde pequeño has destacado siendo un ejemplo. Eres el quinto puesto en el campeonato mundial de categoría júnior con tan sólo 18 años, ¿cuál de todos tus buenos puestos, cuando eras pequeño, es el más importante para ti?
Son bastantes los resultados que guardo… pero creo que mi primera medalla en un Campeonato de España (Lugo 2008, bronce) fue el puesto más relevante y del que guardo un mayor cariño.
Ahora estás en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid pero, ¿cómo ha sido tu progreso hasta llegar allí? ¿Qué es lo más difícil de estar allí?
Con 15 años llegó una carta a mi casa en la que me comunicaban que me concedían la beca para poder ir al CAR (Centro de Alto Rendimiento). Con 16 años me fui allí, y la verdad es que fue una decisión difícil de tomar. En esos momentos, dejaría mi tierra, Extremadura, a mis padres, amigos y mi pareja… Los primeros meses de adaptación fueron muy duros (nuevo entrenador y grupo de entrenamiento, amigos nuevos) pero, poco a poco, pude adaptarme. Hay muchísimas ventajas, pero sí que echo de menos a mi familia y a mis amigos. Mi dedicación al deporte de alto nivel son las 24 horas y los 365 días al año.
¿Qué te movió para empezar a practicar la marcha?
Era muy buen corredor de fondo (destacaba en Cross y en pruebas de fondo en pista). Llegué a conseguir una medalla en el Campeonato de España de pista cubierta en los 3.000 lisos. Pero debido a una lesión en la rodilla producida por el crecimiento, decidí empezar a hacer marcha, porque así reducía el impacto con el suelo (en la marcha siempre ha de haber un pie en contacto con el suelo). Como ejercicio complementario funcionaba, y la idea era volver a retomar la carrera en cuanto pudiera correr sin dolor. La cuestión es que, a lo largo del tiempo, me empezó a gustar más la marcha que correr, y decidí decantarme por aquello que disfrutaba más.
¿Tienes o has tenido algún entrenador que haya supuesto un antes y un después en tu carrera?
Mi primer entrenador, Juan Antonio Méndez Espejo, fue el hombre que me “sacó” desde pequeñito y quien, a su vez, me educó como un padre. Es una persona muy importante para mí y el que me ayudó a dar el empujón e intentar profesionalizarme en el deporte (gracias también a la beca del CAR). Creo que sin esta persona jamás podría haber destacado en la élite.
¿Cuál fue tu referente en el mundo del deporte? ¿Y de la marcha?
Desde muy pequeñito tuve referentes, como cualquier chaval que comienza hacer deporte… pero sí es verdad que, según iban pasando los años, empecé a “humanizar” a mis referentes (los consideraba como dioses) y vi en ellos a personas normales que únicamente tienen objetivos ambiciosos, pero con una mayor determinación que el resto. En ese momento decidí no tener referentes. En mi disciplina, la marcha atlética, mis mayores referentes han sido aquellos que “abrieron” el camino a los que veníamos después. Por ejemplo, Josep Marín, Jordi Jopart, etc.