LOS 7 ENANITOS Y BLANCANIEVES
Mi nombre es Gruñon, no sonrío con frecuencia y mi aspecto parece malvado pero no es tan así. Soy uno de los siete enanitos del pueblo y trabajo en una fábrica de chocolate. Todo comenzó cuando encontramos a una joven durmiendo en el piso de nuestra choza. Nos tomó por sorpresa, ya que nuestra humilde morada estaba hecha de chocolate que a nadie en la aldea le gustaba, y por eso en el trabajo no nos podía ir mejor... Al acercarnos a verla, se despertó de repente, asustada, diciendo que su madrastra la quería matar. Vimos que era una chica muy blanca y bella. Si hubiera sido por mí, la hubiera dejado morir en el bosque, pero mis compañerps no estuvieron de acuerdo y por eso la alojamos unos días. Tampoco me molestaba tanto, ya que nos cocinaba y nos limpiaba la casa.
Ya pasaron 2 días de la presencia de esta mujer, la cual ya me estaba irritando demadiado. Ella cada vez está mas asustada por miedo a que su madrastra la encuentre. Como estaba harto de escucharla llorar, ala noche nos reunimos los siete para idear un plan para matarla... a la bruja. Al dia siguiente nos desviamos del camino a la fábrica y fuimos a un barrio oscuro llamado El País De Nunca Jamás, donde visitamos a nuestro amigo Pinocho, traficante de armas, que siempre tan bueno, nos cobraba lo poco que teníamos. En este caso el muy gentil nos vendió una ametralladora. Despues de esto volvimos a la casa y encontramos a Blancanieves tirada en el piso, yo creí que estaba muerta, pero luego Dormilón me dijo que aún respiraba y me deprimí. Rapidamente, y sobre mi voluntad la pusimos adentro de una caja de cristal y Tontín dijo por primera vez algo inteligente, que la cura estaba en el beso de su verdadero amor. La chica podía esperar... No dudamos ni un segundo en que la madrastra la había envenenado, y debíamos ir a matarla, no habíamos pagado tanto para nada!!! Inmediatamente fuimos al castillo a buscarla, y la encontramos hablando con un espejo, siempre tan normal, y antes de que se diera cuenta de que estabamos allí, ya había sido atravesada por seis balas.
Contentos volvimos a la choza y lo único que restaba era despertar a la muchacha. Convocamos a todos los hombres del pueblo y les cobramos, bah, les cobré por cada beso. Luego de 568.987 hombres, no se despertó. Por un momento creí que era el fin, pero como en un típico cuento, apareció un príncipe en un estúpido burro blanco que hablaba. Sabía que este era el que la iba a despertar asique le cobré el doble. Al besarla, Blancanieves logró despertarse y saltó de alegría al saber que habíamos eliminado a su enemiga. Con el dinero que recaudé, organicé una fiesta para celebrar la muerte de la madrastra. Concurrió todo el pueblo meno Pinocho, que fue arrsetado por su tráfico de armas. La joven se fue a vivir con el príncipe. Debo admitir que la voy a extrañar y que fue divertido pasar un rato con ella. Increíblemente, la gente del pueblo se volvió adicta al chocolate, por lo que nos volvimos ricos y nos mudamos a un castillo. Y como diría mi abuela gruñona, todos vivieron infelices y comieron lombrices.
CENICIENTA Y LOS 4 GIGANTES
En un país muy lejano nació una niña muy fea, su nombre era Cenicienta. Allí ser fea era un honor y si eras bella te mataban al nacer. Cenicienta era la más linda de las feas. Tenía una madrastra y dos hermanastras que vivían en una carpa en medio del Polo Sur, con un pingüino de mascota.
Cenicienta era codiciada por 4 duendes gigantes que vivían en una choza en el campo. Todos los años la ciudad realizaba un baile al que todos debían asistir con un acompañante.
Los nombres de los duendes eran Carlitos, Kike, "el Edu" y Robert. Estos cuatro le pidieron a la espantosa mujer que los acompañara al baile. Ella accedió a ir con Carlitos, el cual era el mas debilucho y joven, y tenía la cara repleta de granos, por lo que a ella le encantaba.
El día del baile, Carlitos la pasó a buscar tempaño debido a que tenían que caminar bastante. En el bosque se encontraron con un lobo llorando, el cual les contó su situación: " El bosque era mi hogar. Un día vi llegar a una niña vestida de naranja. Le pregunté quien era, a donde iba, a lo que me contestó que iba a lo de su abuelita. De repente , me mostró su canasta llena de comida para cu abuela.
La dejé seguir su camino y corrí a la casa de la abuelita. Al llegar, la anciana me abrió la puerta. Se estaba preparando para su clase de rap. Le expliqué la situación y ella estuvo de acuerdo en que su nieta merecía una lección. Cuando la niña llegó, no paraba de hablar acerca de mis pequeños ojos y mi diminuta dentadura. Salté de la cama y le gruñí. Esa chica comenzó a correr por toda la habitación gritando. La puerta se abrió y apareció un leñador con un hacha enorme y afilada. Decidí escapar por la ventana. La abuelita jamás contó mi parte de la historia y no pasó mucho tiempo sin que se corriera la voz de que yo era malo. Todo el mundo comenzó a odiarme y a evitarme."
Conmovidos por la historia del lobo, ambos lo invitaron al lobo al baile con ellos. Él, muy agradecido, aceptó muy entusiasmado dicha invitación. Cuando llegaron se encontraron con todos sus amigos: la Bella y la Bestia, Aladín y Jazmín, entre otros.
Al finalizar el baile, el lobo se enamoró se Cenicienta y terminó comiéndose a Carlitos. Años despues se casaron, y tuvieron un hijo mitad lobo mitad humano, que durante día es lobo y todas las noches de luna llena se convierte en humano.
RANZEL Y PRETZEL
Había una vez, hace 600 años, dos hermanos llamados Ranzel y Pretzel, que vivían en una casita en el medio de un valle. Ellos, para su padre Jorge, de oficio leñador, eran unos pequeños niños (tenían 15 y 17 años). Su madre, había fallecido en un accidente automovilístico. Por lo tanto, a su padre le costaba mucho mantenerlos, ya que los leñadores no ganaban mucho dinero.
Luego de la muerte de su esposa, Jorge se había casado con una mujer para aumentar sus ingresos económicos. Ese propósito no funcionó y su esposa, la cual odiaba a ambos hermanos, lo convenció de abandonarlos en un lugar cercano ( a 300 km aproximadamente). Ranzel, el cual era muy astuto, fue colocando rocas durante todo el camino, por lo que pudieron regresar. Su padre decidió abandonarlos un poco mas lejos, pero esta vez, fueron dejando piedras preciosas. Después de unas horas decidieron regresar por donde vinieron, pero no encontraron el camino, ya que un vagabundo se había robado las piedras preciosas, al cual pudieron ver cuando escapaba con ellas. A causa de lo sucedido, decidieron buscar un lugar para comer, ya que estaban muy hambrientos.
Tras horas en búsca de un sitio en donde refugiarse y comer, encontraron una lujosa mansión de ocho pisos en donde vivía una anciana. Esta les ofreció alimento y hospedaje al verlos bastante desorientados. Ellos aceptaron su propuesta ya que parecía muy agradable, pero con la condición de quedarse solamente un par de días pues querían regresar.
Lo que no sabían era que se quería aprovechar de ellos.
Los primeros días, la anciana los trató como reyes, satisfació todas sus necesidades y los trató como a sus propios hijos. Lo que planeaba era engordarlos para luego comerselos.
Encerró a Ranzel en una jaula de 20 metros de alto, y 11 de ancho, sin dejarlo salir; en cambio, a Pretzel, además de engordarla, la hizo trabajar como sirvienta limpiando la mansión. Cada tanto la anciana iba a ver a Ranzel, para que le mostrara uno de sus dedos, con el fin de ver si había engordado, pero él le mostraba un hueso de pollo, para que creyera que continuaba siendo flaco.