Michael Wood
elegida simplemente porque estaba disponible. A primera vista, no hay
ninguna población objetivo más allá de la muestra, la figura 1 es exacta
en relación con esta muestra y no hay incertidumbre debido a un error
de muestreo. Entonces, ¿qué sentido puede tener el nivel de confianza
del 65 % o los valores de p?
Si tomásemos otra organización similar con las mismas fuerzas en
juego, o la misma organización en un momento diferente, sería muy poco
probable obtener exactamente la figura 1. Una multiplicidad de factores
de ruido significaría que la siguiente muestra sería diferente, y quizás similar a una de las cuatro remuestras de la figura 2. Tenemos que saber
qué tan variables pueden ser las muestras debido a estos factores aleatorios, de manera que podamos evaluar los niveles de confianza para las
conclusiones.
La terminología estándar de las poblaciones aquí es un poco incómoda, así que voy a utilizar la expresión contexto de destino o contexto
objetivo (target context) para referirme al contexto al que la investigación
se dirige, del cual la muestra puede considerarse razonablemente una
muestra aleatoria y al cual los resultados se pueden generalizar razonablemente. En la ausencia de un proceso de muestreo formal, esta noción
es inevitablemente vaga (la población de destino sería una población hipotética de oficinas “similares” a las de la muestra, pero esto parece claramente difícil de visualizar).
La naturaleza de este contexto de destino merece un examen cuidadoso. Los resultados de Glebbeek y Bax (2004) se basan en datos de una
sola organización en un solo país (los Países Bajos), en un periodo de
tiempo específico (1995-1998), por lo que tal vez cabría preguntar: ¿el contexto de destino deberían ser organizaciones similares en el mismo país,
en un momento similar en la historia? Obviamente, un contexto diferente podría dar lugar a un patrón diferente de relación entre la rotación de
personal y el rendimiento, por lo que sus conclusiones son cualificadas
por palabras tales como “puede”. La hipótesis de la forma de U invertida
62 | Paradigmas, ene.-jun., 2014, Vol. 6, No. 1, 37-73