Georgina M. Arredondo Ayala & José Luis Arriaga Ornelas
Las respuestas a interrogantes como estas es posible encontrarlas al registrar las nuevas posibilidades del hacer que se están cristalizando con
las nuevas selecciones recurrentes en las comunidades a raíz de la presencia del factor migración. Desde luego que esto implica desplazarse
del terreno de la causalidad para ir hacia el campo de las posibilidades;
más que empeñarnos en la búsqueda de efectos atribuibles a determinadas causas, podemos aventurarnos en las diferentes posibilidades del
hacer, identificando los puntos problemáticos que rigen las posibilidades de variación del sistema.
Lo que se requiere saber es cómo se está re-produciendo la recursividad
de selecciones y por qué estas se están aceptando. Si atendemos a los
distintos aspectos que conforman el núcleo cultural de una comunidad
(entre otras, actividades de subsistencia, organización social, política y
religiosa) y se generan los datos acerca de las distintas selecciones que
toma la gente para orientar sus comportamientos, se puede saber cómo
están constituyéndose las redes de recursividad que mantienen funcionando al sistema.
Desde el momento en que se decide observar el fenómeno migratorio, quien lo hace necesita ubicar las selecciones que le dan vida, esto es,
atribuir a los migrantes una selección. Con demasiada frecuencia se dice
respecto a la migración (que en países como México estalló en el último
tercio del siglo XX) que “los flujos migratorios (…) una vez echados a
andar, se sostuvieron por razones económicas y redes migratorias” (Durand, 2010, p. 31). Del mismo modo también se afirma —en relación con
los mexicanos que van hacia territorio estadounidense— que “la emigración tiene una raíz fundamentalmente económica, en el sentido de
que se encuentra impulsada por la diferencia de oportunidades económicas entre los dos países” (Meza, 2008, p. 131). Si asumimos la premisa luhmaniana de que la “selección es actualización de algo a través de la
negación de lo demás” (Corsi, Esposito, & Baraldi, 2006, p. 202), se puede decir que cuando una persona migra está dejando en potencia (no
20 | Paradigmas, ene.-jun., 2014, Vol. 6, No. 1, 11-35