Una reseña histórica de los diseños experimentales
Los diseños experimentales
en ciencias sociales
Tal como han sido presentados hasta ahora, los diseños experimentales fueron pensados originalmente para las ciencias naturales, es decir,
para lo que podría denominarse la “ciencia clásica” surgida a partir del
Renacimiento y cuya representante más conspicua fue la física.
De allí en más, sobre tal modelo experimental fueron constituyéndose la química, la biología y otras hasta que, hacia fines del siglo XIX
surge un “nuevo” tipo de ciencias, hoy conocidas como las ciencias sociales, tales como la psicología, la sociología, la antropología, la historia o la lingüística.
Por entonces, varios pensadores establecieron una escisión radical
entre ambos modelos de ciencia. Wilhelm Dilthey (1833-1911), en particular, justificaba esta separación en que, mientras los fenómenos naturales debían abordarse mediante la explicación causal, los fenómenos
sociales debían abordarse mediante la comprensión (verstehen). El método experimental, fundado en la explicación causal, se adaptaba muy
bien a las ciencias naturales pero no a las ciencias sociales, que más que
buscar leyes generales debían concentrarse en la comprensión de sujeto individual.
Una manera de entender la diferencia entre ambos modelos de ciencia
requiere remontarse a la teoría de las cuatro causas expuesta por Aristóteles en su Metafísica, donde distinguía las causas material, formal, eficiente y final. De todas ellas cabe destacar aquí las dos últimas.
En términos actuales, la causa eficiente es aquello que provoca un
fenómeno, mientras que la causa final es aquello hacia lo cual el fenómeno tiende. La causa eficiente de la vida es una serie de circunstancias
fortuitas, de reacciones físico-químicas o como quiera llamárseles que
Paradigmas, jul.-dic., 2013, Vol. 5, No. 2, 69-98
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