Cazau
diferencia entre ambas disciplinas: la metodología era simplemente un capítulo más dentro de la epistemología, dedicándose específicamente al estudio del método científico.
El furor por el método
La propuesta aristotélica se mantuvo vigente durante toda la Edad Media, hasta llegar a los albores de la Modernidad, donde se produjo la revolución metodológica que dio origen a la ciencia moderna, en los siglos xvi y xvii. Las críticas estuvieron dirigidas no tanto al método consagrado por Aristóteles, como a ciertas formas incorrectas de emplear dicho método, como lo testimonian los planteos de Galileo y Francis Bacon. En una muy apretada e injusta síntesis, los protagonistas de esta revolución fueron: a) En el siglo xiii, los medievalistas R. Grosseteste y su discípulo Roger Bacon proponen el método experimental, mediante el cual era posible verificar las conclusiones alcanzadas por el método resolutivo-compositivo de inspiración aristotélica. La experimentación es, en efecto, una característica definitoria de la ciencia moderna. b) Galileo( 1564-1642) merece también ser mencionado aquí, no tanto por sus innovaciones metodológicas – al fin y al cabo fue un defensor del esquema inductivo-deductivo de Aristóteles y, además, tuvo una actitud ambigua respecto de la importancia del método experimental( Losee, 1979)–, sino por su idea de delimitar la ciencia de la religión a partir de un método propio identificado, precisamente, con aquel método aristotélico.
Vale la pena citar un vigoroso, conmovedor y, por entonces, osado alegato que escribió Galileo a Cristina de Lorena, Gran Duquesa de Toscana, en uno de cuyos párrafos cruciales el sabio dice: « paréceme que, en las discusiones relativas a los problemas naturales, no se debería comenzar por invocar la autoridad de pasajes de las Escrituras; debería apelarse, ante todo, a la experiencia de los sentidos y las demostraciones necesarias »( Galilei, 1615, citado por Babini, 1967).
Galileo propuso así un nuevo campo del saber separado de la religión; pero, al mismo tiempo, y sin proponérselo explícitamente, contribuyó a aclarar el panorama acerca de las diferencias entre el saber cotidiano( verdades de hecho), el saber filosófico( verdades de razón), el saber religioso( verdades de fe) y el saber propiamente científico, fundado en verdades de hecho( la experiencia de los sentidos) y en verdades de razón( las demostraciones necesarias) reivindicando, con
116 | ������������jul.-dic., 2011, Vol. 3, No. 2, 109-126