El conflicto de interés en el ámbito universitario
una documentación cuidadosa y la existencia de mecanismos de divulgación( disclusure) pueden hacer la diferencia crítica en estos casos. Se deben implementar garantías o, en algunos casos, prohibir ciertas actividades, en aquellos casos en los que sea necesario.
Por otro lado, puesto que los conflictos de compromiso se refieren a la administración del tiempo en lugar de a la administración del dinero, pueden surgir tanto de actividades voluntarias como de aquellas que son remuneradas. Por ejemplo, un docente o investigador que está involucrado de lleno en la gerencia de un gremio profesional, es candidato a un puesto político local o hace parte de la junta de una organización caritativa( sin recibir un sueldo a cambio en ningún caso) puede ser tan susceptible de descuidar sus deberes universitarios como aquel que es remunerado por sus esfuerzos. En términos generales, los contratos universitarios presumen que la lealtad de un miembro de la facultad es, ante todo, con la institución. Pero cuando uno de ellos tiene intereses externos contrapuestos, puede ser muy difícil que alguien( incluso el investigador en cuestión) sepa exactamente cómo distribuir su tiempo, su energía y sus ideas entre los dos patronos.
Es importante recordar que el simple hecho de multiplicar los compromisos de tiempo no necesariamente significa la existencia de un conflicto. Los académicos gastan regularmente grandes cantidades de tiempo en labores diferentes a sus responsabilidades directas en la universidad, por lo cual frecuentemente son compensados monetariamente; pero, a su vez, estas actividades profesionales están dentro de aquellas que se espera que realicen para poder prosperar en el ambiente académico. Dichas tareas a menudo son consideradas en la toma de decisiones sobre promociones y para el nombramiento de profesores titulares, e incluyen, entre otras, la autoría de libros, las actividades en gremios profesionales, la presentación de conferencias, la edición de revistas científicas y las visitas a otras instituciones.
Pero, la más clara señal de un preocupante conflicto de compromiso es que las obligaciones universitarias del docente o investigador no se estén cumpliendo a satisfacción de la institución. Obviamente, la otra cara de la moneda es que, si se está cumpliendo con las obligaciones universitarias, entonces el conflicto de compromiso no será un problema.
Por lo tanto, independientemente de si hay intereses financieros de por medio, las instituciones deberán medir los conflictos en términos del daño que pueden causar a la misión y metas básicas de la institución.
Paradigmas, ene.-jun., 2011, Vol. 3, No. 1, 58-75 | 65