Ética de la responsabilidad
3. Edmund Husser en su trabajo La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología transcendental: una introducción a la filosofía fenomenológica( 1991), publicada originalmente en los años treinta, inicia el cuestionamiento a la neutralidad valorativa de la ciencia, aunque lo circunscribe exclusivamente a la filosofía como“ ciencia universal”. A la filosofía, como fundamento de todas las ciencias, le corresponde una ética de responsabilidad frente a la humanidad; en cambio, a las demás ciencias empíricas que se refieren a hechos se les siguen exigiendo una categórica neutralidad axiológica.
Desde del siglo xvi, y de modo particular con el desarrollo del positivismo en los siglos xviii y xix, la ciencia se concebía libre de valores, siendo una actividad puramente cognoscitiva alejada de todo tipo de responsabilidad; se encontraba más allá del bien y del mal. El concepto de neutralidad valorativa era uno de aspectos centrales de la ciencia y Weber lo señalaba como el predominio del desencantamiento del mundo.
Eso se modifica como producto de las consecuencias catastróficas de la Segunda Guerra Mundial y, especialmente, con la aparición de las armas atómicas de destrucción masiva, que pueden poner en riesgo la vida humana en la Tierra, hecho que impacta profundamente en la consciencia de los científicos y los lleva a reflexionar sobre las resultados a los que puede llevar la Física Atómica. 3 El punto de quiebre es la utilización en 1945 de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki y el desarrollo de la bomba de hidrógeno en 1952( la cual era potencialmente mucho más poderosa que la anterior). En particular los físicos más importantes – los premios Nobel – ya no se pueden oponer a la responsabilidad de la ciencia. Paulatinamente se establece el profundo compromiso ético de la ciencia con la humanidad, y de esa manera la ciencia adquiere una responsabilidad ética.
Es desgarradora la declaración que se le atribuye a Robert Openhaimer( el físico que dirigió el Proyecto Manhattan de la primera bomba atómica llevada por los EE. UU.), cuando se detonó la primera en el desierto de Nuevo México en el verano de de 1945: « Con la invención de la bomba atómica he llegado a ser la muerte, el destructor de mundos ». Luego de ello se negó a participar en otros proyectos semejantes. Con su conducta iniciaba el profundo compromiso ético de la ciencia. El 25 de noviembre de 1947 en el MIT hizo las siguientes apreciaciones: « La física que jugó un papel decisivo en el desarrollo de la bomba atómica, salió directamente de nuestros laboratorios de guerra y de nuestras investigaciones científicas(...) el físico ha conocido el pecado; y esto es una experiencia que no se puede olvidar »( citado por Polo & López, 1985).
Paradigmas, ene.-jun., 2011, Vol. 3, No. 1, 33-48 | 41