Al cabo de 35 años de actividad como asesor de comunicación sigo asistiendo al mismo error: las
empresas se preocupan mucho por comunicar hacia afuera quiénes son y qué hacen, mientras
comunican poco( o muy poco) dentro de la propia empresa, generando un clima cuyos efectos se
repercuten negativamente en toda la estructura. ¿ Por qué? Durante mucho tiempo, hablando con
miles de personas he descubierto que, a menudo, no se utiliza algo tan fundamental para la
solución del problema: ¡ considerar la importancia del ser humano! Comprender que todo
aquel que toma parte en la vida empresarial necesita un estímulo especial que le dé la posibilidad
de reconocer, valorar y potenciar sus recursos personales, para mejorar sus relaciones y
capacidades profesionales con consecuentes y duraderos beneficios para su empresa. Tras 25
años de actividades específicas, esta es la motivación que me ha llevado a desarrollar los
seminarios que aquí presento. Representan un aporte concreto para todos aquellos que creen que
el verdadero e imprescindible patrimonio son las personas. La mayor parte de las empresas que
lideran los mercados internacionales ha experimentado y hecho suyo este concepto, demostrando
con sus resultados que este es, hoy, el único camino posible.