PaCO 036 - Febrero 2020 PaCO 036 - Febrero 2020 | Page 48

Gastronomía PaCO | Gastronomía | 48 HARLEM PARA PALADARES EXQUISITOS CON ALMA DE JAZZ “Más que un estilo musical, el blues es una manera de vivir”, decía Ray Charles. El nuevo bar Harlem, inaugu- rado estas navidades en la calle Rizarzuela 12, suena a blues desde el momento en que cruzas la puerta. No solo por la exquisita selección musical de este estilo y de otros como el jazz o el rock clásico que regala a nuestros oídos su propietario, Kelvin J. Pérez. Hay blues en cada rincón: en el color oscuro de las paredes en contraste con la barra de madera natural; en la iluminación, en el ambiente, en los cócteles y combinados, en la confianza que transmite quien atiende detrás de la barra. Nacido en Venezuela y palentino de adopción, su pro- motor es un viejo conocido de la hostelería palentina. Es un empresario joven, pero con amplia experiencia en numerosos locales de la capital y la provincia, incluido el que el Monet, que él mismo ha regentado durante unos años. Ahora acaba de mudarse al centro para cumplir el sueño de combinar su pasión por la música jazz, blues y rock y la cultura negra del barrio neoyorquino al que ha decidido advocar su local, con la gran profesionalidad que destila tras la barra como barman, avalada por su formación especializada en Madrid y Barcelona, pues le apasiona aprender de los grandes. Kelvin comenzó su andadura en una reputada coctelería de Madrid, donde aprendió el valor de formarse de la mano de unos jefes comprometidos. «No es cierto que para camarero valga cualquiera. No solo hay que saber servir, sino conocer profundamente el porqué de cada decisión. Y eso no lo enseña Google», defiende. Se nota en sus cócteles y en sus copas, incluso an- tes de pedirlas: por ejemplo, el Harlem sirve la exclu- siva línea de mixers de Fever-Tree, cuya tónica goza de una gran reputación en el mundo de la coctelería, que está cautivando a los paladares más exigentes del mundo, como acreditan sus premios internacionales. Toda la gama de mixers (cola, limón, Ginger Ale, et- cétera) se puede degustar sola, pero si se combina con un licor, realza el sabor de éste en lugar de en- mascararlo tras demasiado azúcar, como la mayoría de refrescos. En horario diurno, el Harlem ofrece una amplia selección de vinos, buenos vermuts y, como curiosidad, una excelente variedad de copas, porque Kelvin es un gran amante de los pequeños detalles. Ante todo, lo que este consumado barman propone al cliente es que se deje aconsejar. «Me gusta atender con calma: preguntar, conocer sus gustos y ofrecerle aquello que más le va a encajar». También conectar a todas esas personas que confluyen en torno a su ba- rra, perfectos desconocidos al comienzo de la noche que pueden terminar, de madrugada, riendo como si fueran amigos de siempre. «Eso es, para mí, la verda- dera esencia de un buen bar». El Harlem abrió la pasada Navidad con excelente respuesa por parte del público. Si no hay imprevistos, pronto comenzará a ofertar música en directo en forma- to acústico. Buen blues y jazz para sentarse a saborear una buena copa, bien servida, en la mejor compañía. Al má spuro estilo neoyorquino.