PaCO 031 - SEPTIEMBRE 2019 PaCO 031 - SEPTIEMBRE 2019 | Page 10
Música
«Somos apasionados del
ser humano del siglo XXI,
que es pura mezcla»
ENTREVISTAMOS A ADAL PUMARABÍN, EL MÚSICO TODOTE-
RRENO QUE HA PUESTO RITMO EN LA ESCENA PALENTINA
Por Javier Rodríguez Casado
La palabra “base” puede significar
muchas cosas; entre ellas, funda-
mento, aquello sobre lo que se ci-
menta el resto. En música, la base
está íntimamente ligada a la percu-
sión, sobre la cual se apoya una me-
lodía. Se dice que los instrumentos
de percusión acaso sean la forma
más antigua de instrumento musi-
cal, lo cual hace pensar de alguna
manera en el origen.
Adal Pumarabín, percusionista
tinerfeño radicado en Palencia, ha
tomado las bases rítmicas como
objeto de investigación musical y
etnográfica, trayéndolas al presente
en forma de numerosos proyectos.
En su amplia formación, Adal ha
pasado por diferentes escuelas,
bandas y músicos, siendo Eliseo Pa-
rra uno de los que menciona entre
los que más le han influido: con él se
formó «en el tema de los panderos
cuadrados, panderetas, sartenes...
Pero también encontrarse con un
grupo en la calle y juntarte con ellos
me parece una formación funda-
mental al margen de lo académico».
En tu caso, la investigación
principal es la percusión a la que
concedes un papel protagonista
Trato de que la percusión funcio-
ne no solo como base o acompa-
ñamiento sino como discurso. En
mis proyectos, la percusión toma
una papel tan principal
como puede tenerlo la
voz. Ponemos el ritmo
como base o inicio para
que funcionen los temas,
y muchas veces creamos
a partir de la percusión.
¿Cómo la llevas a
cabo?
Primero, es importante conocer
bien el género que haces. Si el ritmo
es una jota, tienes que saber cuál es
el toque de la jota, la base, la raíz. A
partir de ahí, trato de conectarlo con
ritmos que coincidan en el patrón,
que yo conozco o que me interesan.
Sobre todo, yo tengo en la cabeza
lo afro: lo afrocubano, lo afroargenti-
no, lo afroperuano... Lo que hago es
buscar las relaciones que hay entre
ellos. Es un ensayo-error que parte
sobre todo la base real del patrón
más tradicional y de ir combinando
mezclas.
¿Cada proyecto en el que tra-
bajas responde a un interés rít-
mico concreto?
Tengo proyectos más personales,
como El Naán o Primitive Grooves,
que están bastante diferenciados
aunque me tengan a mí en común.
Abarcan historias distintas. Por
ejemplo, Primitive Grooves se dirige
más a la fusión con el jazz, y El Naán
va más hacia la fusión con ritmos
étnicos.
Mi trabajo de fin de carrera es la
consecuencia de todos los años
trabajando en esa línea, y consistió
en estudiar los ritmos de Castilla,
sobre todo de Salamanca, que se
tocan con el pandero cuadrado, y
tratar de transcribirlos a un formato
de batería étnica. Yo suelo modificar
la batería metiéndole bombos cuba-
nos, argentinos, cajas... De ahí sale
toda esa mecánica para El Naán,
Primitive Grooves, etcétera. Esa es
la fórmula que yo he estado traba-
jando: traducir la manera de tocar
un instrumento a otras sonoridades
o tímbricas. Orquestarlo de manera
que conserve la esencia tradicional
pero que, a la vez, tenga la fuerza
contemporánea.
Siempre buscamos una evolución
y una experimentación, pero respe-
tando siempre la raíz. Es el mismo
mecanismo presente en el folclore
o en la transmisión oral: estar en
movimiento continuamente. Si está
estancado, se muere.
A medida que investigas, ¿es
cuando vas viendo en qué pro-
yecto encaja mejor un ritmo u
otro?