Outlander Magazine Número 6 (enero 2018) | Page 35
como Frank y Claire hicieron en Escocia aquella primera vez al
inicio de la primera temporada”, desvela Davis.
En el libro, Claire se tropieza con un auténtico cocodrilo justo
antes de la ceremonia, lo cual, como nos podemos imaginar, ha-
bría supuesto un reto logístico importante durante el rodaje. En
cambio, el guion da un giro y hace que se encuentren con la cria-
tura decapitada colgando de un árbol, aunque esa escena fue eli-
minada del montaje final.
Aun así, la experiencia de filmar una secuencia tan surrealista
y ritualizada ha tenido su efecto en Heughan, considerando como
empezó todo.
“Estábamos rodando en la jungla la otra noche, y ahí está ese
cocodrilo, el cual están sujetando a un árbol, y luego está la ce-
remonia vudú, y te da por pensar cosas como ‘lo lejos que hemos
llegado desde los días en el Castillo de Leoch y la gente bebiendo
whisky a este valiente nuevo mundo’,” dice entre risas.
Puesto que suceden tantas cosas en la escena vudú – desde la
ceremonia en sí misma, a las conversaciones entre Claire y
Jamie con Willoughby, Margaret Campbell y su baboso hermano
Archibald – Roberts nos desvela el truco que utilizó para mante- es un asesino en serie (si, de verdad…) y el Sr. Willoughby trai-
ciona a Jamie, delatándole a los agentes tributarios en Edim-
burgo.
“Willoughby y Margaret terminan juntos, lo que pienso que es
algo bonito,” dice. “Y la historia de Yi Tien Cho tiene un final mejor
y más feliz que el libro, y sentimos que es un cierre más ade-
cuado.”
Pero el reto más grande de la ceremonia vudú cayó en manos
de McCreary.
“Es una actuación circular de unos 10 minutos, acompañada
por tambores a un elevado volumen – se pueden escuchar desde
una milla de distancia – y una vez que [Jamie y Claire] llegan al
lugar donde se desarrolla, hay un momento de drama, de reve-
lación, de discusión y conflicto que sucede allí mismo, pero los
tambores no paran en ningún momento,” ríe el compositor. “Ron
me enseño la secuencia y me preguntó que pensaba, y yo pensé
‘Oh dios mío, cómo vamos a conseguir esto.’ Pero finalmente se
quedó en una secuencia realmente genial.”
La solución, descubrió McCreary, fue crear dos piezas de mú-
sica independientes – una para el círculo de tambores, y una me-
ner la continuidad de la escena consistente: usar un círculo de
hierba alta (haciendo las veces de caña de azúcar) para difuminar
la línea temporal.
“Yo sabía que íbamos a tener un problema temporal en el
guion, porque todo pasa al mismo tiempo cuando lo escribes,
pero no se puede representar así en pantalla,” anota. “Quería que
fuese posible apuntar con la cámara a algún punto y que Ron
pensase ‘Vale, tengo que utilizar esto aquí y ahora’ y no estar su-
jeto a un fondo, puesto que todo es igual, al cual puedes retroce-
der y seguir.“
“Jugué un montón con esa secuencia,” dice Moore sobre la
edición de la escena. “Cuánto recortar de la danza ceremonial,
cuándo volver a ella, cuánto tiempo permanecer; luego tenía que
intentar subir la tensión del momento, porque tendrá lugar un ase-
sinato hacia el final. Luego sentí como que tenía que acelerar un
poco la sección intermedia para crear ese momento.”
En un esfuerzo por simplificar la temporada, dice Davis, también
se tomaron ciertas libertades con las tramas de Yi Tien Cho y los
hermanos Campbell – que en el libro incluyen que Margaret es-
taba enamorada de un soldado que cayó en Culloden, Archibald lodía que entra y sale según la acción y conversaciones que ten-
gan lugar en pantalla en ese momento, de forma que una no
anula a la otra.
“Los tambores, subjetivamente, se atenúan, y cuando nos me-
temos en la conversación, los tambores llegan a un punto en el
que se ralentizan, pero todo existe en mundos simultáneos”, dice.
Desde su comienzo, “Outlander” ha sido reconocida por su
atención al detalle histórico, desde el diseño de producción de
Jon Gary Steele, al vestuario de Terry Dresbach, independiente-
mente de si esos detalles tan finos se verían en pantalla o no.
Eso es especialmente cierto en la escena de la ceremonia
vudú; a pesar de que nunca veamos en pantalla la transformación
de los esclavos, de sus ropajes de sirvientes a la indumentaria
que llevan durante el ritual, Dresbach concibió una solución a la
vez ingeniosa y realista, de cómo estos hombres y mujeres, nor-
malmente sometidos, se pueden expresar y ser ellos mismos en
privado. Cuando Claire se cruza con los esclavos abandonando
la finca de Geillis al inicio del episodio, van vestidos con neutras
prendas de lino, poco llamativas - pero cuando Claire y Jamie
descubren la ceremonia más tarde, se han quitado sus pesadas
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