Una novela, metros de tela y una historia de amor
UNA SECCIÓN DE MARIDULEYDYS PRADO
La famosa novela '' Outlander '' de Diana Gabaldon que abrió el telón en el 2014 en nuestras casas, tanto en la televisión como en el ordenador, esconde tras bambalinas una historia de amor. No se trata de Frank y Claire, ni de Jamie y Claire, se trata de esas personas que han logrado dar vida a esos personajes tan entrañables que muchos ya habían devorado desde la publicación del primer libro de la saga en 1991.
Muchos dicen que es difícil saber donde empieza la verdadera historia de amor entre Ronald D. Moore y Terry Dresbach y dónde finaliza la ficción que representan en " Outlander ".
Ronald D. Moore es el productor ejecutivo de la serie de Starz '' Outlander '' y Terry Dresbach es la diseñadora de vestuario, se conocieron en el 2003 mientras trabajaban juntos en el drama de HBO Carnivàle y después de una larga reunión de producción en una sala iluminada por fluorescencia, Moore le confesó sus sentimientos a Dresbach. En un artículo del New York Times, Moore confesó que“ cuando ella se inclinó hacia adelante, le dije que era como una puesta de sol, y cuando ella se echó hacia atrás, el sol se esfumó ", a lo que Dresbach añadió:“ Me levanté y caminé alrededor del escritorio, y ese fue nuestro primer beso. Nos comprometimos seis semanas después ".
Pero no fue así como formaron el maravilloso equipo que hoy cumple con las más exigentes expectativas de los fans de la serie. Según fuentes del New York Times, Terry se había retirado del mundo del espectáculo mucho antes de que se propusiera la idea de hacer realidad las palabras escritas en los libros de Diana Gabaldon. Según Ronald, ella dedicaba todo su tiempo a criar a sus dos hijos de su matrimonio anterior, no obstante, no se pudo resistir a la atractiva idea de darle vida a las novelas históricas más vendidas de la autora.
Según nuestras fuentes Ronald le preguntó a su mujer:“¿ Quién demonios puede hacer esto además de ti?”, a lo que Terry contestó:“ Tienes razón”. Esos fueron sus primeros pasos para llegar a formar el gran equipo que hoy componen Ronald D. Moore y Terry Dresbach en '' Outlander ''.
Entre bambalinas, entre elegantes vestidos y guiones que tratan de respetar la esencia de los libros de Diana, hay ciertas escenas románticas con las que más de uno ha suspirado y se le ha puesto la piel de gallina, pero no se trataba sólo de guiones para ser representados en pantalla, eran algo más, palabras dictadas del corazón de un hombre enamorado. En el episodio de la boda tenemos un ejemplo, cuando Jamie le dice a Claire:“ Nunca olvidaré cuando salí de la iglesia y te vi. Era como si saliera afuera en un día nublado y de repente saliera el sol”. Según Moore cuando escribió esto pensó:“ Espera a que Terry lea esto. Es una pequeña carta de amor para ella”.“ Empecé a llorar. Ron es un romántico desesperado”, respondió Terry.
Pero el verdadero desafío va más allá del buen guión que Ronald suele preparar con ayuda de Diana Gabaldon.
58 OUTLANDER MAGAZINE
“ Tanto Ronald como Terry han logrado transmitir la esencia de la joven inglesa que cruza las piedras en Inverness”
Allí, dónde crecen las montañas de hebras y telas es dónde ciertamente está la magia de todo, esa magia que nos permite ponernos en contexto y creer que esos actores realmente están en distintas épocas.
La pareja comparte la misma filosofía cuando se trata de trajes de época: Buscan hacerlos lo más auténticos posible. Ron Moore quería que el vestuario pareciese“ vividos, golpeados y reparados en casa”, y para cumplir tal demanda Terry reunió a un departamento de quince personas para envejecimiento y teñido de telas, cuyo objetivo principal era dar el clima a los trajes y hacerlos parecer lo más auténticos posible. Pero a veces, las necesidades del vestuario a nivel de historia y realidad pueden chocar, por ejemplo, cuando Jack Randall rasgó el corpiño de Claire. Terry le había advertido a Ronald de que era casi imposible abrir esos vestidos a menos de que Jack fuese Hulk, porque hay muchas capas de tejido grueso. Ron respondió:“ No me importa. ¡ Haz que suceda!” Estrellas de la serie como Caitriona Balfe citan sus trajes como claves para incorporarlos a sus personajes. " Una vez que te ajustan estos corsés, te das cuenta de lo comprimidas que iban las mujeres ". Pero la actriz no lo parece, hay en ella algo mucho más reseñable que ir apretada hasta la garganta, y ese algo es lo deslumbrante que aparece en pantalla cuando Claire va a la moda.
Terry Dresbach ha hecho un excelente trabajo con el vestuario de la saga hasta el punto de remon tarse a materiales originales para crear los tartanes, además de inspirarse en modelos y fotografías de los años 40 para caracterizar a una Claire como la que describía Diana en sus libros, aunque según la diseñadora su investigación no empezó en el momento en que decidieron ponerse manos a la obras con la serie, sino que había comenzado hacía 20 años atrás cuando solo había leído los libros. Y parece estar satisfecha con su trabajo ya que como ella misma ha mencionado en otras entrevistas, muchos de los trajes que vemos en pantalla es lo que ella imaginaba cuando leía los libros.
Detrás de cada metro de tela hay una historia y aunque en la primera temporada nos encontramos con un vestuario sencillo y rural, hay un vestido que ha causado sensación, convirtiéndose en la prenda estrella de los fans de la saga. Según Terry en el vídeo '' Tras las cámaras de Outlander: La boda '' dijo y cito:“ Aunque soy partidaria de que el vestuario se funda con el paisaje, hay momentos en la historia en los que todo gira alrededor de un vestido. Caitriona se puso el vestido, y le dió la luz necesaria, fue perfecto”.
En la segunda temporada el nivel de diseño sube diez peldaños por encima de la primera, entre la elegancia de la corte y los círculos sociales que obligan a los protagonistas a respetar cierta etiqueta. Es esos diseños, encontramos vestidos voluminosos, colores vivos y estampados entre un tejido y otro.
En una entrevista a la revista Harper ' s Bazaar Terry dice:“ La segunda temporada es diez veces más grande, casi