corrido, ¡hasta la letra de máquina que era la más difícil!. ¡Qué bonitos
cuentos escribían! , ¡qué preciosa la letra!... alguna maestra por ahí decía
que la letra de mis niños era igual a la mía… no sé yo… ¡Qué bonitos
dibujos!... La imaginación del grupo se derramaba por las ventanas… Era
algo fantástico… Llegó el momento de dar las notas y alguno se tuvo que
llevar para casa alguna que otra “calabaza”, pero pienso que eso no
disminuyó el cariño que ya había germinado entre nosotros.
Septiembre de 2002 , se incorporan al grupo José Carlos, Raimon, Iván
y Noelia, la clase los recibe con los brazos abiertos y ocurre lo mismo que
ha ocurrido siempre que ha llegado alguien nuevo, se les acepta y casi sin
que yo me diera cuenta les fueron enseñando cómo funcionaban las cosas
entre nosotros. Cómo resolvíamos los problemas cuando alguien se portaba
mal, en dónde había que colocar el material, cómo debíamos tratar a los
demás… en fin todas esas pequeñas cosas que hacen que el grupo funcione
y camine junto.