orla ORLA | страница 3

Septiembre del año 2001, suena la sirena, las maestras y los maestros nos dirigimos al patio para encontrarnos con nuestros nuevos alumnos , comienza un nuevo curso escolar . Atrás quedó otra promoción de 6º que meses antes tuve que despedir con gran dolor de mi alma, pero esto de la profesión de maestra de escuela es así. Comienza una nueva etapa , con mucha ilusión por mi parte , aunque también , tengo que reconocer , con algo de “miedo” porque los comienzos siempre son algo duros . Me acerco a la fila de primero , madres y padres expectantes , niños y niñas preciosos con los ojos muy abiertos , ¿quién será mi maestra? … Caras regordetas , dieciocho “pitufitos y pitufitas” en la fila (en aquella época aún estaban con nosotros Joel Manuel y Daniel Suárez) , ojos bien abiertos … ¡espero que mi maestra no sea muy gritona!… -pensarían algunos- … ¡ay, qué cara tan seria! … -pensarían otros- … ¡mamá yo no me quiero quedar en el cole! – lloraba una que yo me sé- … Me acerco a ellos y en seguida surgió la magia… ¡esto promete! . Hicimos algo muy difícil para el primer día… ¡subir las escaleras para entrar en la que fue nuestra aula durante los seis años siguientes!... Hablábamos casi todos los días, unos hasta por los codos, otros más reservados, sólo lo hacían si les preguntaba algo… Pasó el tiempo, aprendimos a leer y a escribir… ¡Qué difícil parecía todo al principio… pero entre besos, premios, un caramelo que otro y halagos, la cosa fue marchando hasta que un día, casi sin darnos cuenta, ya leímos de