Orden Alfabético - Ericka Morales Orden alfabético | Page 5

Lola Esta historia ocurrió hace mucho años, cerca de la mitad del mundo, en las cálidas aguas del Pacífico meridional. Como era habitual, las olas golpeaban las playas cubiertas de sol y llenas de peces, ¡sí!, peces, de todo tipo, un verdadero festín para una gaviota. Las gaviotas sobrevuelan las aguas cercanas a la costa, miran fijamente a través del agua y se zambullen en picada para sacar su comida. Es mucho trabajo, mucho desgaste de energía, pero….es lo que hay que hacer para comer…es lo que pensaba Lola. Lola con tanta zambullida se cansaba mucho y empezó a pensar de qué manera sería más fácil conseguir su alimento. Un día, descansando sobre una tibia roca del acantilado, alcanzó a divisar unos barcos. Mientras los miraba, se dio cuenta que al costado de la embarcación, salían unas cosas llenas de comida……!si!, esas cosas eran las redes del barco pesquero, que asomaban llenas de comida ante los ojos de Lola. Lola decidió quedarse en el acantilado por unos días, quería observar muy bien el movimiento del barco y pergeñar el ataque comando. A los pocos días, Lola se dio cuenta de que el barco salía todas las noches al mar, después de unas horas, ya en el amanecer, volvía con esas bolsas llenas de comida, fabuloso cargamento… Lola creyó que si seguía al barco, encontraría el fantástico lugar del cual salían tantos peces. Y así fue, Lola voló de noche siguiendo la luz que salía del barco. Voló aproximadamente dos horas, hasta que de repente, el barco se detuvo. Al detenerse encendió luces tan fuertes, que parecía que el mismo sol había salido…!que increíble!, pensaba Lola. Los peces venían a la luz y entraban a esas bolsas, y eso era el gran secreto. Lola creyó que no era justo, ella debía volar horas y horas, fijar la vista (lo que le hacía doler la cabeza), y al final, con suerte…pescaría uno o dos peces por día…y este barco, en menos de dos horas capturaba cientos de miles de deliciosos peces… Lola aprovechó la quietud del barco para posarse sobre uno de los mástiles. Elaborado por: Ericka Morales Fernández Página 5