Optimismo y Pesimismo
Muchos dirán que soy un optimista irremediable. Otros, quizás, por algunas de mis afirmaciones, puede ser que me consideren pesimista. en verdad, se me antoja no caber en ninguna de esas dos categorías... si fuera un optimista no estaría convencido -como lo estoy- de que la humanidad difícilmente pueda escapar de la total destrucción que ella misma se prepara con incomprensible esmero.
Si fuera un pesimista no viviría feliz con la sonrisa a flor de labios, ni pretendería realizar con el entusiasmo desbordante que me caracteriza mis objetivos y mis proyectos. Pero sino soy optimista ni tampoco pesimista, entonces qué soy?... No lo sé. Ni me interesa demasiado saberlo. No veo por qué tenga, inevitablemente, someterme a ese juego de dicotomías al que tan propensas parecemos ser las personas que nos llamamos civilizadas.