El deleite del ayuno
Por Wilfrido González
Uno de los recuerdos de mi niñez es que en Viernes Santo mi mamá, mi abuela y mis tías preparaban una comida especial de la temporada de cuaresma, y era costumbre ayunar toda la mañana. Y recuerdo que en una de esas ocasiones yo dije“¡ Tengo mucha hambre!”, y mi mamá respondió“ Ya falta poco, ofrécele tu ayuno a Dios”. Nunca lo entendí. E incluso después de décadas en mi peregrinar cristiano y de mucho estudio de la Palabra de Dios, nunca creí que a Dios le agradara que tuviéramos hambre. Y aunque aprendí que la Biblia habla del ayuno como una disciplina espiritual que practicaban los hombres de Dios, y lo había empezado a practicar por cumplir el mandamiento del Día de Expiación( Levítico 23:27), personalmente nunca le encontré beneficio espiritual perceptible porque el hambre y la debilidad
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