Don.
Hemos mencionado ya que el propósito de una señal en la acción de Dios
es señalarnos a la realidad. Piensa en
las señales de las autovías indicando
la dirección a una gran ciudad, digamos por ejemplo a Chicago. Algunas
están lejos y señalando al sur. Otras
están más cerca y señalando al este.
No hay límite en el número y posición de las señales dirigiéndote. Pero
si están bien y claras, cada una señala
la dirección para llegar a la ciudad de
Chicago. Nadie confunde las señales
con la realidad, la ciudad misma.
Pero eso no les resta importancia. Si
no has estado nunca en Chicago y no
sabes el camino, las señales precisas
son útiles para encontrar el destino.
Ahora piensa en que sucede cuando
llegas a la ciudad, y quizás incluso al
centro de ella. Te alegras de las señales y de que fuesen lo suficientemente precisas para llevarte a la ciudad. Pero una vez que estás allí, ya
no tienen importancia. La ciudad en
sí misma, con sus rascacielos, sus
parques, sus museos y el lago al
frente, exceden con mucho a cualquier cosa que esas señales pudieran
posiblemente indicar sobre su verdadera grandeza. Y considera, ¿de qué
te sirven posteriormente esas señales? De poco, si de algo en forma alguna. Su objetivo era llevarte a la ciudad. Una vez allí, no tienen más uso,
incluso aunque permanezcas agradecido por ellas.
Ahora imagina a alguien desconcertado en el centro de la ciudad y exigiéndote que le muestres una señal
que indicara el camino a Chicago. Si
no reconocía que estaba ya en la ciudad, ¿le ayudaría la señal? O supón
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que él se quejara diciendo que posiblemente no estaba en Chicago, ya
que no vio ninguna señal en el camino que fuese parecida a nada de lo
que le rodeaba ahora. Pensando que
la ciudad sería muy parecida a las señales que le indicaron el camino,
Chicago sería como un inmenso panel, quizás con letras gigantes y luces
iluminándolas, mostrando con brillo
glorioso el nombre “CHICAGO”. Si
eso era lo que él esperaba, ¿cómo le
responderías? ¿No estarías un poco
exasperado?
Cuando llegas a tu destino,
las señales ya no tienen
importancia, porque su
objetivo era llevarte a tu
destino. Una vez allí, no
tienen más uso, aunque
estés agradecido por ellas.
Si en realidad produjeses algo similar
a lo que él esperaba, señalando en alguna dirección, ¿tendría algún uso?
De hecho, si él siguiese la dirección
de la flecha incluso en una señal impresionante que produjeses para él,
¿dónde le llevaría? ¿Hacia Chicago?
No. Cuando has llegado al centro de
la ciudad, una flecha que señalara en
cualquier dirección te alejaría y eventualmente te llevaría fuera de la ciudad. En realidad esa señal ¡te confundiría! Pero aquellas otras señales que
estaban todavía fuera de la ciudad
serían muy útiles una vez más. Siguen siendo permanentemente útiles para aquellos que no han llegado
todavía a la ciudad. Pero tienen muy
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