Odisea Cristiana Diciembre 2016 | Seite 4

El destello se produce cuando el espermatozoide entra en el óvulo, desencadenando un incremento en el calcio, que luego libera zinc del óvulo. A medida que el zinc es expulsado se une a pequeñas moléculas que emiten florescencias. En un comunicado de prensa, una de las investigadoras compartió su entusiasmo por el descubrimiento: “Ver como cada óvulo humano fecundado irradia zinc en una explosión, fue maravilloso”. Luz y vida Me encanta este descubrimiento porque sirve como otra parábola en la naturaleza que señala a Dios, la Fuente invisible de la “luz” y de la “vida” del mundo. Desde la antigüedad se ha reconocido que hay una relación en el mundo natural entre la luz y la vida. Los escritores bíblicos usaron esta asociación para señalar a la realidad más profunda e invisible de la generosa relación entre Dios y su creación. La naturaleza y la cualidad de esta relación fue total y finalmente revelada en el Verbo encarnado de Dios, Jesucristo, empezando con su concepción por el Espíritu Santo en el útero de María al recibir y, libremente someterse a la Palabra invisible hablada a ella por el ángel de Dios. Recordarás la respuesta de María: “Aquí tienes a la sierva del Señor, contestó María. Que él haga conmigo como me has dicho” (Lucas 1:38). El apóstol Juan escribió esto sobre Jesús: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad” (Juan 1:4). “Luz” se usa dieciséis veces en el 4 Evangelio de Juan para describir la obra de Cristo. Jesús no es meramente una luz, u otra luz entre muchas, al contrario, él es la única y la verdadera Luz (Juan 1:9). Al afirmar ser la Luz de la humanidad, Jesús estaba declarándose claramente a sí mismo ser el Mesías. Ya que uno de los nombres del Mesías esperado era Luz (Isaías 60:19-22), no podía haber duda sobre su identificación propia. Saber quién es Jesús, debería de hacer el descubrimiento del fenómeno del destello de luminosidad en la concepción quizás un poco menos sorprendente. Jesús es el dador de la vida y es como si diera un destello de aprobación en el momento de cada concepción. Y ya que Jesús es el iniciador y el perfeccionador de nuestra fe, terminará lo que ha empezado en cada uno de nosotros mientras le devolvemos una respuesta amorosa, crecemos en él y recibimos la participación en la propia clase de vida de Dios, esto es, la vida eterna. El tema de la luz se muestra a través de todas las Escrituras y se usa incluso para describir el trono de Dios en el Libro de Apocalipsis: “Alrededor del trono había un arco iris que se asemejaba a una esmeralda… Del trono salían relámpagos, estruendos y truenos. Delante del trono ardían siete antorchas de fuego, que son los siete espíritus de