El destello se produce cuando el espermatozoide entra en el óvulo, desencadenando un incremento en el
calcio, que luego libera zinc del
óvulo. A medida que el zinc es expulsado se une a pequeñas moléculas
que emiten florescencias.
En un comunicado de prensa, una de
las investigadoras compartió su entusiasmo por el descubrimiento:
“Ver como cada óvulo humano fecundado irradia zinc en una explosión, fue maravilloso”.
Luz y vida
Me encanta este descubrimiento
porque sirve como otra parábola en
la naturaleza que señala a Dios, la
Fuente invisible de la “luz” y de la
“vida” del mundo.
Desde la antigüedad se ha reconocido que hay una relación en el
mundo natural entre la luz y la vida.
Los escritores bíblicos usaron esta
asociación para señalar a la realidad
más profunda e invisible de la generosa relación entre Dios y su creación. La naturaleza y la cualidad de
esta relación fue total y finalmente
revelada en el Verbo encarnado de
Dios, Jesucristo, empezando con su
concepción por el Espíritu Santo en el
útero de María al recibir y, libremente someterse a la Palabra invisible hablada a ella por el ángel de
Dios. Recordarás la respuesta de María: “Aquí tienes a la sierva del Señor,
contestó María. Que él haga conmigo como me has dicho” (Lucas
1:38).
El apóstol Juan escribió esto sobre Jesús: “En él estaba la vida, y la vida era
la luz de la humanidad” (Juan 1:4).
“Luz” se usa dieciséis veces en el
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Evangelio de Juan para describir la
obra de Cristo. Jesús no es meramente una luz, u otra luz entre muchas, al contrario, él es la única y la
verdadera Luz (Juan 1:9). Al afirmar
ser la Luz de la humanidad, Jesús estaba declarándose claramente a sí
mismo ser el Mesías. Ya que uno de
los nombres del Mesías esperado era
Luz (Isaías 60:19-22), no podía haber
duda sobre su identificación propia.
Saber quién es Jesús, debería de hacer el descubrimiento del fenómeno
del destello de luminosidad en la
concepción quizás un poco menos
sorprendente. Jesús es el dador de la
vida y es como si diera un destello de
aprobación en el momento de cada
concepción. Y ya que Jesús es el iniciador y el perfeccionador de nuestra
fe, terminará lo que ha empezado en
cada uno de nosotros mientras le devolvemos una respuesta amorosa,
crecemos en él y recibimos la participación en la propia clase de vida de
Dios, esto es, la vida eterna.
El tema de la luz se muestra a través
de todas las Escrituras y se usa incluso para describir el trono de Dios
en el Libro de Apocalipsis: “Alrededor del trono había un arco iris que
se asemejaba a una esmeralda… Del
trono salían relámpagos, estruendos
y truenos. Delante del trono ardían
siete antorchas de fuego, que son los
siete espíritus de