Odisea Cristiana Diciembre 2016 | Page 30

"Llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mateo 1:21). N ecesitamos desesperadamente un Salvador, ¿verdad? Una carta de un prisionero en Wisconsin. El mayor de cinco hijos, procedía de una familia monoparental. Buscando autoestima y aceptación, se unió a una pandilla cuando era joven. Cuando dejó la escuela en el noveno grado, no podía leer ni escribir. Se metió en serios problemas cuando tenía 17 años. Fue arrestado, juzgado y condenado por homicidio en primer grado. Condenado a cadena perpetua, lleva 19 años en prisión. Este es su comentario: "Muchos habían renunciado a mí, ¡pero Dios nunca lo hizo! Me dijeron que nunca llegaría a nada pero Dios dice lo contrario. Me dijeron que encontraría la muerte en la cárcel, pero en vez de eso encontré la vida eterna". Los investigadores descubrieron recientemente ADN y otra evidencia de huellas dactilares que evidentemente demuestra que él no cometió el crimen. Pronto podrá ser completamente exonerado y puesto en libertad. ¿Cómo se siente acerca de sus 19 años tras las rejas? He sido tan abrumado por la gracia y la misericordia de Cristo, me ha dado 30 una paz maravillosa que sobrepasa todo entendimiento. Estoy absolutamente convencido de que si no hubiera llegado a la cárcel, mi vida habría sido completamente devastada más allá de toda reparación. Han pasado ya 19 años de encarcelamiento y estos años han sido los años más refrescantes y esclarecedores de mi vida; estoy verdaderamente bendecido más allá de las palabras. Sólo la gracia de Dios permite al hombre hablar así. Por eso vino Cristo: ser un Salvador para todos los que se vuelven a él. Él es el Salvador, él es el Señor, y él es el Cristo, el enviado de Dios. Este es el corazón de la Navidad. Dios nos amó lo suficiente como para enviar a su Hijo. Piense en ello de esta manera: Él no envió un comité. No escribió un libro. No envió un sustituto. Cuando Dios se preparó para salvar al mundo, envió lo mejor que tenía: su único Hijo. Y al enviar a Jesús, él se estaba enviando a sí mismo. Esta es la estupenda verdad de la Navidad Emanuel- Dios con nosotros. ¡Jesús, mi Salvador y Señor, te hago mío para siempre! Amén. Comunión de Gracia Internacional | comuniondegracia.org