OCICO 1 | Page 23

la carga de la brigada ligera nido situando las prácticas artísticas, y una transformación de la percepción y de los horizontes de significación frente a un hecho que no tenía precedente en la Esmeralda; de manera natural tuvo lugar una subversión del empirismo y una refundación de lo estético en un crisol en el que se fusionaron y emergieron no solo nuevos modos de confrontación sino formas de conciliación y diálogo. Ya no sólo era la Sociedad de alumnos sino una enorme Asamblea de escuelas de arte que acompasaron la exigencia por la libertad de Atzin Andrade, de Carlos Pichardo y de los nueve detenidos, a la voz de “¡Somos artistas no somos terroristas!” De súbito, la planta docente dejó de llamarse así. Nos convertimos en una red de profesores que, bajo una incipiente organización, cooperamos y secundamos el movimiento. Se juntaron voluntades, certezas, hechos; y la Escuela en instantes y por días fue otra. Las instalaciones se convirtieron en un territorio abierto que suscitó otros procesos de subjetivación donde se celebró la disposición al diálogo y que, lejos del horizonte jerárquico, se generaron una serie de operaciones que permitieron afirmar y poner en juego medios de acción, la identidad de la escuela y las visiones del mundo de cada integrante, al margen siempre de cualquier tentativa de estructura vertical, y amparados por una institución que no podía y no quería dejar de ver el orden de injusticias cometidas. Sumas al interior y al exterior, todos organizados en una lógica de cocreación y de coefectuación, bajo la tutela de una fuerza y una destreza luminosa, cuya cabeza era la sociedad de alumnos, incluyendo recién egresados y ex – alumnos. En la militancia contemporánea, la dimensión guerrera debe ser transformada en fuerza-invención, en potencia de crear y de realizar agenciamientos y formas de vida. Desde esta perspectiva, puede haber continuidad y perfecta circulación de los dispositivos y las prácticas de la organización política y de subjetivación... La emergencia de nuevas plataformas de enunciación, constituyeron la expresión más acabada de un ejercicio de autonomía y de los modos en que se pueden crear distintas formas de experimentar a partir del arte: el dolor, la impotencia, el coraje y, también por fortuna, la felicidad. Pernocta en la Seido con música, baile y pintas como otra forma de protesta, comunicado en canal 22, marcha del Ángel a la Seido, organizaciones, acciones, la escuela como espacio de ejecución y acción, toma simbólica por dos días de Bellas Artes, lista de correos y teléfonos, escritos, pronunciamientos, vertebración entre alumnos y maestros, donación y subasta. Y vino, al vuelo del pensamiento, la oxidación como metáfora de lo silenciado que intenta, a través de nuevas formas de expresión, hacer escuchar las voces. Oxidación del ritmo académico, oxidación de lo que creíamos nuestros valores,