la carga de la brigada ligera
nido situando las prácticas artísticas, y una transformación de la percepción y de los horizontes de significación frente a un hecho que no tenía precedente
en la Esmeralda; de manera natural tuvo lugar una
subversión del empirismo y una refundación de lo
estético en un crisol en el que se fusionaron y emergieron no solo nuevos modos de confrontación sino
formas de conciliación y diálogo. Ya no sólo era la
Sociedad de alumnos sino una enorme Asamblea de
escuelas de arte que acompasaron la exigencia por
la libertad de Atzin Andrade, de Carlos Pichardo y
de los nueve detenidos, a la voz de “¡Somos artistas
no somos terroristas!”
De súbito, la planta docente dejó de llamarse así.
Nos convertimos en una red de profesores que, bajo
una incipiente organización, cooperamos y secundamos el movimiento. Se juntaron voluntades, certezas, hechos; y la Escuela en instantes y por días
fue otra. Las instalaciones se convirtieron en un territorio abierto que suscitó otros procesos de subjetivación donde se celebró la disposición al diálogo
y que, lejos del horizonte jerárquico, se generaron
una serie de operaciones que permitieron afirmar y
poner en juego medios de acción, la identidad de la
escuela y las visiones del mundo de cada integrante,
al margen siempre de cualquier tentativa de estructura vertical, y amparados por una institución que no
podía y no quería dejar de ver el orden de injusticias
cometidas. Sumas al interior y al exterior, todos organizados en una lógica de cocreación y de coefectuación, bajo la tutela de una fuerza y una destreza
luminosa, cuya cabeza era la sociedad de alumnos,
incluyendo recién egresados y ex – alumnos.
En la militancia contemporánea, la dimensión guerrera debe ser transformada en fuerza-invención,
en potencia de crear y de realizar agenciamientos
y formas de vida. Desde esta perspectiva, puede
haber continuidad y perfecta circulación de los dispositivos y las prácticas de la organización política y
de subjetivación...
La emergencia de nuevas plataformas de enunciación, constituyeron la expresión más acabada de
un ejercicio de autonomía y de los modos en que
se pueden crear distintas formas de experimentar
a partir del arte: el dolor, la impotencia, el coraje
y, también por fortuna, la felicidad. Pernocta en la
Seido con música, baile y pintas como otra forma
de protesta, comunicado en canal 22, marcha del
Ángel a la Seido, organizaciones, acciones, la escuela como espacio de ejecución y acción, toma
simbólica por dos días de Bellas Artes, lista de
correos y teléfonos, escritos, pronunciamientos,
vertebración entre alumnos y maestros, donación y subasta.
Y vino, al vuelo del pensamiento, la oxidación
como metáfora de lo silenciado que intenta, a través de nuevas formas de expresión, hacer escuchar
las voces. Oxidación del ritmo académico, oxidación de lo que creíamos nuestros valores,