nº 1 -Boletín Oficial FEDDF 5 - BOLETIN FEDDF enero 2016 | Page 34
BOLETÍN FEDDF
encargado varias esculturas. Le dijo que tanto su
tía como él hablaban perfectamente en italiano y
que querían pasar desapercibidos cuando fueran
a Italia a intentar encontrar unos familiares de su
difunto padre.
Estaban en Barcelona porque tenían claro que
debían desaparecer de Valderas. El asesinato en
su casa, los encuentros inesperados de Pietro en
Nápoles y la estatuilla codiciada, constituían un
sólido argumento como para desconfiar de todo
el mundo. No se sentían seguros en Valderas.
Lógicamente la estatuilla viajó con ellos.
Ausentes en Barcelona, tía Herminia y Pietro
eran ajenos a lo que se acontecía en Valderas.
Fabián acudió a la Guardia Civil. Obtuvieron una
autorización judicial y registraron la casa de Tía
Herminia. Pero no dio fruto alguno.
Fabián contó a la Guardia Civil que todos los
hechos se desencadenaron a partir del
misterioso paquete que recibió Pietro por correo.
Pero el famoso tren permanecía intacto entre los
enseres de la casa. Y los asaltantes lo habían
Pietro leyó textualmente la noticia que publicaba
el periódico:
"Hallado muerto en su domicilio el encargado de
la oficina de correos de Valderas. La Guardia
Civil sospecha de un ciudadano italiano al que
interrogó unos días antes. Hasta el momento no
ha sido detenido ni se conoce su paradero. La
policía científica no ha hallado prueba alguna de
los motivos que envuelven la muerte de F.S. Los
indicios apuntan al robo de algún objeto, dado el
estado en que quedó el domicilio del fallecido".
Capítulo Cuarto.
Desconcertados por la noticia y, también,
deshechos por el fallecimiento de Fabián, tía
Herminia y Pietro decidieron volver a Valderas.
Tardaron tres días en ordenar la casa y reparar
los desperfectos. Finalmente decidieron visitar a
la Guardia Civil. Y contarlo todo. Casi todo.
Pasaron por alto la posibilidad de que ese
extraño pudiera ser el padre de Pietro. Y nada
dijeron de la estatuilla.
Ambos estaban descompuestos por la situación.
No sabían a qué se enfrentaban ni cuál era el
motivo de la estatuilla codiciada por el supuesto
padre de Pietro.
Pietro se echó en su cama. Tenía que ordenar
sus ideas. La tía Herminia le despertó de su
letargo.
Herminia- Pietro, ¿puedes bajar al salón?
Pietro- Voy enseguida, tía.
Cuando Pietro descendió las escaleras oyó a su
tía hablar. Pero no captaba exactamente el
sentido de las palabras.
tenido entre sus manos porque estaba
depositado encima de los fogones de la cocina.
Ese no podía ser el móvil de la intromisión.
La Guardia Civil interrogó al forastero. Pero
cometieron un grave error. Le hablaron del
"paquete" que recibió Pietro. Del encargado de la
oficina de correos.
Mientras tanto la tía Herminia y Pietro disfrutaban
de un café en una terraza de la Avenida Gaudí,
gozando de la vista de la Sagrada Familia. Pietro
leía el periódico tranquilamente mientras tía
Herminia sacaba fotos de la vista del templo,
desde su ubicación.
Pietro- Tía, tía, ¡escucha esto!.
Penetró en el salón y la escena le dejó
impactado. Su tía estaba sentada en una de las
sillas que habían colocado alrededor de la mesa
del comedor, atada de pies y manos. Y pegada a
su cabeza aparecía una pistola apuntándola. El
propietario de la mano que sostenía el arma era
el mismo tipo del café de Nápoles. Su supuesto
padre.
Desconocido- Siéntate Pietro. Tenemos mucho
que hablar.
Al tiempo que sostenía el arma, con la otra mano
destapó su clavícula izquierda. Pietro observó el
tatuaje. Ya no tenía ninguna duda. Era su padre.
Herminia, dirigiéndose al padre de Pietro- Carlo
deja el arma, por favor.
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