nº 1 -Boletín Oficial FEDDF 2 - BOLETIN FEDDF ABRIL 2015 | Page 23
BOLETÍN ELECTRÓNICO “ FEDDF: PASIÓN POR EL DEPORTE”
¿LOCURA POR EL DEPORTE?
N
unca me dicen que
me pasa. Bueno
igual si, pero yo no
lo entiendo. Entro en el loquero,
me llenan de pastillas y hasta la
próxima. Esas pastillas no me
dejan pensar, ni andar, como si
llevar muletas fuera poco, sien-
to como se enredan mis cuatro
patas y cualquier mierda de pie-
dra me deja tirado. Estoy más
tranquilo, es verdad, pero no
tengo ganas de nada. Si no las
tomo me vuelvo loco…… ¡que
buen dilema!
Pero esta vez, al menos me han
dicho algo diferente. Ese psi-
quiatra nuevo parecía más listo
y me dijo algo así como: “Las
personas
con
trastor-
nos mentales presentan una
compleja problemática que
afecta a varios aspectos, como a
su funcionamiento psicosocial,
integración social y laboral y a
su participación en la comuni-
dad. Ello hace imprescindible,
para una adecuada atención in-
tegral a sus distintas necesida-
des, ofrecer programas y servi-
cios de apoyo social que les ayu-
de a recuperar y/o adquirir las
capacidades y habilidades nece-
sarias para vivir y relacionarse
en la comunidad, que favorez-
can su integración social efecti-
va en su entorno y mejorar su
calidad de vida. Además en tu
caso, te vendrá muy bien para
fortalecer esas piernas, que te
manejes mejor con las muletas
para tu vida cotidiana, te vesti-
rás mejor, te moverás en sitios
más complicados….. Todo son
ventajas”. En realidad no le en-
tendí pero me parece que me
quería decir algo importante.
Cuando salía, remató la cosa
con algo que si que entendí. Me
dijo: “La experiencia ha demos-
trado que a través del deporte
las personas que sufren trastor-
nos mentales y físicos, pueden
minimizar los síntomas, aumen-
tar la autoestima, perfeccionar
habilidades sociales, permitir
una oportunidad para salir del
aislamiento; en definitiva, lo
que se consigue no es otra cosa
que una mejora en su calidad de
vida”.
Pues eso está bien. Me he le-
vantado, no sin esfuerzo porque
esas pastillas me ponen una pe-
reza que me cuesta hasta mo-
verme, y me voy al polideporti-
vo. ¡Si señor! Mente sana en
cuerpo cojonudo. Me siento ani-
mado. Seguro que ese psiquia-
tra tiene razón. Si es que ya es-
toy mejor solo de pensarlo.
Tengo el poli del barrio a dos
manzanas de casa. Por cierto
mis padres me han mirado con
una cara…. y no hacían más que
preguntarme si me encontraba
bien y animaban invitándome a
reposar, “no será mejor que
descanses, mira que luego te
entran los nervios y pasa lo que
pasa; ¿te has tomado la medica-
ción?......” Me quieren mucho,
pero tienen tanto miedo.
Bueno, pues eso, aunque arras-
trando los pies he llegado. Entra
y sale mucha gente, parecen
muy animados, ríen, hablan sin
parar y, como no, todos me mi-
ran como si fuera un bicho raro.
Y quizá lo sea, porque no voy
vestido como ellos. ¡Claro! No
me he venido con ropa de de-
porte. Es que en realidad no la
tengo. Sí, parezco un bicho raro.
La próxima vez vendré con la
que
me
voy
a
com-
prar…….bueno ya me enteraré
donde. Pero ya que he llegado
aquí voy a hacer algo, al menos
los próximos días ya podré em-
pezar en serio.
“Buenos días, ¿desea algo?” Me
había quedado delante de la
ventanilla apoyado en mis mule-
tas y sin saber qué decir. Empie-
zo a sentirme confuso, desorien-
tado, ¿qué estaba haciendo?¿a
dónde voy?......., “disculpe se-
ñor, ¿le puedo ayudar en algo?”
El tono ya empiezo a sentirlo un
poco irritado, quizá porque es-
toy tapando el acceso a la ven-
tanilla y la señora detrás de mí
parece tener prisa. Tras unos
segundos paralizado al fin pue-
23