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BOLETÍN ELECTRÓNICO “FEDDF” PASIÓN POR EL DEPORTE
POR ANTONIO CORBALÁN
Arquitecto
En los edificios deportivos, pero
también en los culturales o en salas de
aforos superiores, la distribución de
los espectadores y la solución para
distribuir a un gran aforo, forma parte
del momento cero que todo buen
diseñador debe contemplar nada más
coger el lápiz.
Soluciones, en realidad, no hay
muchas, ya que desde que los
romanos construían sus teatros en las
faldas de las colinas cercanas de sus
ciudades, la cosa está más o menos
clara:
graderío
para
visualizar
adecuadamente y asientos en esos
graderíos, para poder estar cómodo
durante un periodo de tiempo más o
menos largo. El Consejo Superior de
Deportes, en las condiciones de
diseño de salas y pabellones, ya exige
la ubicación en gradas en las salas y
pabellones deportivos, trasladando a
la normativa general, las condiciones
específicas para su construcción.
Ya desde la antigua Roma, se
consideraba la posibilidad de que
hubiera una emergencia y se tuviera
que evacuar el edificio de forma
rápida y ordenada. Hay estudios que
comparan la rapidez con la que se
podía evacuar el Coliseo de Roma con
cualquier estadio moderno de unas
olimpiadas y las conclusiones de esos
estudios son que, con un aforo
comparable, el Coliseo de Roma
evacuaba antes que el estadio
moderno, por diferencia de unos
pocos minutos.
Resumiendo todas las prestaciones
que un buen graderío debe tener,
como la de visualizar correctamente,
estar cómodo, estar seguro y poder
disfrutar de un espectáculo, podemos
concluir que “la solución” está más o
menos clara desde hace miles de años
y que la tecnología y desarrollo de las
construcción y las estructuras, ha
permitido variar algunas prestaciones
sobre estos grandes aspectos básicos.
Sin embargo, cuando entra un nuevo
valor en juego, como la inclusión de
las personas con diversidad funcional,
la cosa empieza a estar en crisis. Los
romanos no contaban con las
personas con capacidades diferentes a
la hora de diseñar los edificios y por
extensión de una tradición milenaria,
durante mucho tiempo, tampoco se
hizo en nuestra sociedad hasta que a
principio de los años 80, se comenzó a
guardar un pequeño reducto, residual,
en algún estadio de Gran Bretaña para
ver el fútbol, que utilizaban personas
usuarias de sillas de ruedas. Al
principio, no tenían ni con qué
cubrirse y, hasta que no hubo una
normativa, que fue mejorándose con
el paso de los años, no se reguló y
construyó en una condiciones
mínimamente aceptables.
No voy a describir las condiciones de
accesibilidad y seguridad que se
exigen ahora para los graderíos, ya
Desde este primer periodo de
graderíos, sobre todo de espacios
acotados con los teatros romanos,
confluyeron
también
otras
necesidades. Por ejemplo, que un
sector del público diferenciado, como
las autoridades, se ubicaran en zonas
destacadas donde la visibilidad era
mejor y se obtenía una posición
ventajosa. Los teatros, además
disfrutaban de una acústica envidiable
que aún conservan sus ruinas, lo que
constituye el reconocimiento de unos
arquitectos realmente buenos en
aquella época.
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