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Por otro lado, en los últimos años hay que destacar los avances conseguidos con las impresoras de tejidos, que han dado lugar a injertos de piel, cartílago, etc.
Sólo el tiempo nos permitirá saber hasta dónde llegará el desarrollo de este campo de la medicina, cuántos avances producirá y qué otros enfermos se verán beneficiados. Quizás algún día enfermedades malditas como el Alzheimer, el Parkinson o el cáncer tengan un remedio eficaz para combatir sus efectos perniciosos. De momento, hay que esperar.
ÁNGELES LÓPEZ (Madrid)
El segundo gran campo de la medicina regenerativa es la terapia génica que consiste en la inserción de un gen en una célula para sustituir o bloquear un gen defectuoso o ausente en las células. Su mayor finalidad estaría en el tratamiento de patologías hereditarias o enfermedades adquiridas como el cáncer, aunque otro uso frecuente es para marcar una célula para poder seguir su evolución. Con un inicio complicado, con el desarrollo de leucemias en algunos pacientes, la mejora de los vectores que transportan los genes ha permitido en los últimos años éxitos contundentes. Así, que pasó del fracaso inicial a la curación de diferentes patologías como los niños burbuja, enfermedades como la leucodistrofia o la ceguera.
La tercera pata de la medicina regenerativa es la ingeniería de tejidos, es decir, el desarrollo de órganos bioartificiales cultivados en el laboratorio para reemplazar aquellos que no funcionan o no existen. La fabricación de estos órganos utilizan por un lado andamiajes elaborados a partir de materiales poliméricos y por otro, células vivas para repoblar esa estructura. La primera generación de biomateriales se remonta a los años 60, aunque fue en los 80 cuando se empezó a utilizar materiales bioabsorbibles. En los últimos años, se ha empezado a aplicar materiales que son además bioactivos que generan estímulos a nivel celuar y molecular. Uno de los especialistas que más ha avanzado en este área es Anthony Atala, del Instituto de Medicina Regenerativa de la Universidad Wake Forest, que ha logrado desarrollar vejigas, uretras o tejido eréctil.
Pero los avances la ingeniería de tejidos han dado más frutos, como el conseguido por Paolo Macchiarini con una tráquea bioartificial y otra totalmente sintética, o el obtenido en Massachusetts al crear orejas artificiales. En animales, donde se ha avanzado un poco más, se ha podido crear corazones artificiales, pulmones, o dientes.
Por otro lado, en los últimos años hay que destacar los avances conseguidos con las impresoras de tejidos, que han dado lugar a injertos de piel, cartílago, etc.