En este sentido, aunque todos los
docentes
manifiestan
su
desacuerdo con la reducción
horaria
de
las
asignaturas
artísticas, pues con ello se limita
el desarrollo integral de los
estudiantes, en la realidad no se
discute ni refuta mayormente lo
establecido por el Ministerio de
Educación en este ámbito, e
instituciones como las escuelas
rurales municipales mencionadas
en la revista realizan pocos
esfuerzos por contrarrestar la
deficiencia en la educación
artística y parecieran olvidar
aspectos de sus propios proyectos
educativos en los que se refiere a
la consideración de la “educación
integral”.
En
este
sentido,
pareciera que a medida que en
las escuelas hay menos presencia
de profesores especialistas y/o
lugares destinados a las artes,
menor es la valoración de estas
áreas y mayor la indiferencia de
los estudiantes sobre las mismas.
Consideramos que esta pequeña
muestra de la realidad esta lejos
de describir lo que realmente
sucede en el aula, donde creemos,
observaríamos una realidad aún
más alejada de los objetivos de la
educación artística.
Comprendemos que el sistema
educativo actual lejos de estimular
las artes
en la educación
proporciona trabas para que los
establecimientos
dirijan
sus
recursos económicos y humanos
hacia áreas del currículo que,
desde la cantidad de horas
asignadas en los Programas de
Estudio en Marco curricular
chileno, se perciben e instauran
como más relevantes para el
desarrollo de los estudiantes.
En este sentido, la reflexión final
es
la
consideración
y
concientización activa sobre la
importancia de las artes visuales y
musicales para la formación
integral del ser humano y que de
todos
los
docentes
y
establecimientos depende otorgar
a estas artes el lugar que les
corresponde en la vida y en la
escuela.