¿Hay Relación entre el
Consumo de
Refrescos
y la
Obesidad?
La obesidad, se ha erigido como un problema de
salud pública en la República Mexicana, y el aumento
de enfermedades y trastornos desencadenados por
este fenómeno, ya ha llevado a las autoridades a idear
estrategias para detener el sobrepeso de los
mexicanos que parece estar aumentando de forma
descontrolada, comenzando en la infancia a edades
muy tempranas.
Se ha dicho que para tratar de frenar el avance de la
obesidad, como parte de la reforma fiscal propuesta por el
Ejecutivo Federal, se incluye un impuesto por este
concepto, que pretende gravar el consumo de refrescos y
bebidas azucaradas en nuestro país, desestimulando su
consumo por el aumento de precio. Sin embargo ante el
anuncio de esta propuesta, inmediatamente se alzaron
diferentes voces tanto para frenar la medida o para avalar
la decisión.
Los empresarios embotelladores de cocacola en México,
inmediatamente protestaron argumentando que la
obesidad, que supuestamente se desea evitar en la
población mexicana, no se erradicará con un impuesto,
puesto que el consumo de calorías por el consumo de
refrescos representa sólo un 1% de la ingesta diaria de
calorías del mexicano, sin explicar cómo llegaron a esa
conclusión. También, aseguran que la obesidad es un
problema que obedece a múltiples factores, y que no se
puede culpar tan sólo a los refrescos de ello.
Por otro lado, las organizaciones que avalan la
aprobación de dicha propuesta dicen que los intereses de
la industria refresquera son sólo económicos y que poco
les importa la salud de los consumidores y que la medida
es buena.
Pero fuera de los intereses de uno y otro grupo, vale la
pena cuestionarnos seriamente si únicamente el
consumo de refrescos puede ser el culpable del
estremecedor aumento del sobrepeso en niños y adultos
mexicanos.
Una cosa es cierta, los carteles publicitarios, la televisión,
la publicidad por internet, por radio y en medios impresos
tienen muchos años promoviendo el consumo de
cocacola, refrescos de sabores, jugos de bote, frasco y
cajita, tés azucarados o no azucarados e infinidad de
bebidas industrializadas que la población adquiere
porque cree que es una ganga comprar una botella de dos
litros de refresco a un costo tan bajo (entre 10 y 15 pesos).
Seguramente el cambio de hábitos en la forma de vida de
la gente, motivados por la era de la modernidad y por la
cómoda costumbre de regirse por la “ley del menor
esfuerzo” que invita a mirar la televisión, permanecer
frente a una computadora o una consola de videojuegos
durante largas horas, optar por comprar comida
preparada o salir a comer al restaurant, al puesto de tacos
o hamburguesas, pasar por el auto-servicio de los
negocios de comida rápida o pedir por teléfono una pizza
o unas tortas, que son ahora signos de la vida actual, sea
lo que realmente está causando el aumento de peso de
niños y adultos.