La decisión se basa en el principio de precaución a partir de un informe redactado por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) que señala tres plaguicidas de la familia de los neonicotinoides comercializados en Europa por Bayer y Syngenta: Clotianidina, tiametoxam e imidacloprid. Estos químicos, según reza el informe, pueden afectar al sistema nervioso de los insectos causándoles parálisis y la consecuente muerte.
Dos nuevos estudios, realizados por los equipos científicos de el equipo de Christopher Connolly y Geraldine Wright y Sally Williamson, publicados en la revista Nature Communications, avalarían tal informe, ya que de ellos se descprende que este cóctel de sustancias interfieren en los circuitos de aprendizaje en el cerebro de los insectos, de forma que los vuelven más lentos a la hora de asimilar nuevos conocimientos o se olvidan por completo de asociaciones importantes para su supervivencia, como la relación entre el aroma floral y la comida. Dicho de otro modo: Las abejas, literalmente, se vuelven tontas. Pueden consultar más información al respecto en Abeyas, abiejas, abejas…
Expertos de los Estados miembros no alcanzaron una mayoría cualificada a favor o en contra de la iniciativa propuesta en Bruselas, de manera que en ausencia de acuerdo corresponde a la CE decidir sobre la adopción de la restricción propuesta.
En total, quince Estados votaron a favor, dos más que en una votación precedente en marzo: España, Alemania, Francia, Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Estonia, Chipre, Letonia, Luxemburgo, Eslovenia, Malta, Holanda, Polonia y Suecia, según indicaron fuentes comunitarias. En contra se mostraron ocho países: Reino Unido, Italia, Portugal, la República Checa, Austria, Hungría, Rumanía y Eslovaquia.
El comisario europeo de Sanidad, Tonio Borg, recordó que las abejas son “vitales para nuestro ecosistema” al favorecer la polinización, y que su contribución anual a la agricultura europea se cifra en más de 22.000 millones de euros.
Además de ello, plantea prohibir la venta y el uso de “semillas tratadas” (transgénicas) con productos que contengan esas tres sustancias (excluyendo también en este caso las semillas de las plantas que no atraen a esos insectos y las de los cereales de invierno). Las excepciones se limitarán a la posibilidad de tratar cultivos en invernaderos o campos al aire libre sólo después de la floración.
La CE precisó que las restricciones se aplicarían a partir del próximo 1 de diciembre, y que tan pronto como hubiera información disponible, y a más tardar en un máximo de dos años, deberá revisar las condiciones de aprobación de esas tres sustancias para “tener en cuenta las novedades científicas y técnicas relevantes”.
Por su parte, el presidente de la comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, Matthias Groote, celebró en un comunicado la decisión de la CE, pero advirtió de que “aún faltan datos por conocer” para entender exactamente cómo los neonicotinoides afectan a las abejas, al tiempo que aseguró que esas sustancias no son las únicas amenazas para estos insectos.
Sandrine Bélier, eurodiputada francesa de Los Verdes, señaló que esta decisión es sólo “una primera etapa”, al considerar que estos pesticidas deberían ser prohibidos “totalmente” para la adecuada recuperación de las abejas.
Por otro lado, Chris Davies, liberal británico, manifestó que “hay evidencias suficientes” para creer que los neonicotinoides perjudican a los polinizadores.