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Por Kenneth Rogoff
Publicado para La Nación
Las dudas sobre la fragilidad
de los países emergentes
Los valores y los tipos de cambio de
los mercados emergentes vuelven a estar
sometidos a una intensa presión bajista,
pero ¿son las economías emergentes tan
frágiles como los operadores de bolsa
mundiales parecen temer? La respuesta
breve, para unos pocos, es probablemente "sí", pero, para la mayoría, "aún no".
En la mayoría de los países, lo que se
ve es una recalibración, porque los inversores tienen en cuenta el riesgo de que el
PBI de China aumente más lento, la
Reserva Federal (Fed) de los Estados
Unidos endurezca las condiciones monetarias más rápido y el retroceso normativo en muchos países socave el crecimiento potencial. Al mismo tiempo, el cambio
en gran escala de Europa al haber acumulado un superávit comercial y la profunda
depreciación del yen japonés son algunos
de los innumerables factores que presionan a los países que intentan poner freno
a los déficits por cuenta corriente.
Parece que fue ayer cuando los analistas de Goldman Sachs celebraban el
milagroso crecimiento de los Brics (Brasil,
Rusia, la India, China y Sudáfrica) y el FMI,
en su perspectivas de la economía mundial de abril de 2013, preveía una recuperación mundial con tres velocidades y
encabezada por los mercados emergentes.
¿Qué ocurrió? El culpable más popular es la Fed, que empezó a reducir su política de "relajación cuantitativa", pero su
papel es exagerado. Su retirada refleja una
confianza cada vez mayor en la economía
de los Estados Unidos, lo que debería
entrañar un mercado de exportación más
fuerte para la mayoría de las economías en
ascenso. Además, el ligero endurecimiento de la Fed ha ido acompañado de la tendencia a una política monetaria más relajada en la zona euro y Japón.
La incertidumbre sobre el crecimiento
de China es más importante. Por más de un
decenio, su sensacional crecimiento alimentó un auge de los precios que vino bien a las
autoridades de los mercados exportadores
de productos básicos. Recuérdese cómo
podían los argentinos burlarse del Consenso