MTV Prefeco yudvceuic | Page 5

Mintzita no pudo más y huyó a su terruño. Sin importar si llovía o si hacía calor, Mintzita hilaba en un rudimentario telar que ella instaló en en tronco de un árbol.

Cuando el lago se agitaba y sus olas se tornaban verdes, Mintzita se pasaba horas enteras mirándola. Por las noches, cuando la Madre Luna aparecía en el horizonte, la princesa purépecha exponía su cuerpo desnudo a su pálida luz. Mintzita había vuelto a la protección de sus dioses tutelares, a quienes había pedido que transformaran su cuerpo y que la hicieran tan bella como a la extranjera que le había robado el corazón de su amado señor.

Allá la fue a buscar don Antonio. Cruzó la laguna y llegó a la isla de la Pacanda donde se encontraba ella. Se internó en el bosque cuando atardecía, y la encontró justo cuando la Madre Luna brillaba intensamente en el cielo. Con la larga manta que había hilado, Mintzita se había hecho un hermoso vestido cuyos pliegues se ceñían a su cintura. Un rebozo teñido con luz de luna y azul de cielo, enmarcaba su hermoso rostro.

Guari (señora), ¿por qué abandonaste la morada donde tu siervo se muere de tristeza? ¿Por qué me llenaste el alma de sobresalto con tu pérdida? Vuelve a nuestra casa como su dueña, como la poseedora de mi amor!”, le dijo Don Antonio a Mintzita, que lo miraba con amor desde la cima de aquel templo.

Don Antonio la miró y admiró la gran muestra de amor que Mintzita le ofrendaba. Enternecido se acercó a ella y la invitó a volver a su palacio. Pronto, la princesa fue presentada ante la nobleza española como la legítima esposa de don Antonio. Su precioso vestido causó asombro entre las mujeres purépechas y las castellanas. Todas pronto lo adoptaron como el vestido de gala de la región.

La traición, es limpiar la tumba poner flores las esenciales, cempasúchil, ponen velas para guiar su camino hacia sus seres queridos de nuevamente, en sus cosas hacen ofrendas donde ponen su comida favorita, y sus fotos, ponen pan, velas, fruta etc.

Está tradición llena de colores, flores, de mucho amor y tristeza a la vez es una hermosa tradición que solo una vez al año se vive está hermosa tradición que se vive en Michoacán.

Mira mis ropas, yo misma las he tejido para hacerlas iguales a las que se pone ella, y con la chupicua he teñido mi rebozo donde la Madre Luna puso sus blancos rayos.

“Don Antonio, señor mío, he visto a tu alma abandonar la mía y sola he vivido, como en las regiones de el cielo, está sola la Madre Luna.

A ella he venido a pedirle que me dé la blancura del cuerpo de aquella mujer; a nuestro Padre el Sol le he pedido que ponga en mi cabello el oro de sus rayos, como los tiene aquella mujer, y a la bella laguna, el verde de sus olas enojadas para que mis ojos sean también como los de aquella mujer.

Isis Jasmin Miguel Suarez