Como las retribuciones
de los integrantes del Eje-
cutivo nacional –Presidente,
vicepresidente, ministros,
secretarios y subsecreta-
rios— están enganchadas,
desde el decreto 838 de
1994 con el escalafón de
planta de la administración
pública, Macri y compañía
se embolsarían un aumen-
to muy superior a la pauta
paritaria que su gobierno
impulsa.
En enero de 2018, el
gobierno había anunciado
con bombos y platillos que
iba a congelar los sueldos
de Macri, ministros y secre-
tarios como gesto de auste-
ridad. Vuelta al Fondo Mo-
netario Internacional (FMI)
mediante, el gesto no duró
mucho. El segundo día de
este año, el gobierno publi-
có un decreto firmado por
Macri, Marcos Peña y Nico-
lás Dujovne en el que se
otorgaban el 25 por ciento
de aumento que el Estado
había acordado con UPCN
el año anterior.
La letra chica
Cuando asumió el go -
bierno de Cambiemos, hizo
una convocatoria a los gre-
mios para discutir qué ha-
cer con los cargos de con-
ducción de los ministerios,
en su mayoría ocupados
transitoriamente. El diálogo
quedó trunco rápidamente,
cuando los despidos de los
estatales empezaron a con-
tarse por miles.
El 6 de junio volvió a la
carga, a sólo seis meses del
fin del gobierno de Macri,
en una reunión en el Minis-
terio de Producción y Traba-
jo en el marco de una co-
misión negociadora del
convenio colectivo de traba-
jo general para la adminis-
tración pública. Hubo fun-
cionarios de la Jefatura de
Gabinete, del Ministerio de
Hacienda y también se sen-
taron a la mesa UPC y la
Asociación de Trabajadores
del Estado (ATE). Se termi-
nó firmando el acuerdo con
el acuerdo de UPCN y pese
a la oposición de ATE.
Según un acta comple-
mentaria, ATE planteó que
es una modificación hecha
a medida de los funciona-
rios puestos desde 2015 en
distintos cargos directivos
del Estado, que vienen del
sector privado y que hicie-
ron del conflicto de intere-
ses su marca registrada du-
rante los últimos años. Tam-
bién dijeron que se trata del
sector privilegiado de la ad-
ministración pública, lejos
de los empleados estatales
cuyos salarios no superan
los 20.000 pesos.
El gremio –representado
por Flavio Vergara y por el
abogado R odrigo Expósito—
también dijo que se trataba
del establecimiento de un
supuesto cuerpo de élite,
con menos exigencias para
entrar al Estado que los car-
gos comunes de planta per-
manente.
Por ejemplo, hasta aho-
ra, a quienes quieran con-
cursar para una dirección se
les pide una experiencia en
el puesto superior a los seis
años y al menos tres en la
11
dirección de equipos. A esto
se le suma el pedido de es-
pecialización y estudios de
posgrado. Si la modificación
prospera, se les requerirá
un año de experiencia en el
cargo, sin necesidad de
acreditar expertise e n e l
manejo de equipos ni espe-
cialización académica.
En ATE ven en el acuer-
do una maniobra para de-
jar a los cuadros políticos
del macrismo durante los
próximos cinco años. En la
práctica, sería un obstáculo
para el próximo gobierno –
siempre y cuando el
macrismo no gane las elec-
ciones.
Más allá de los cambios
de administraciones, la mo-
dificación imprime cambios
estructurales para el desa-
rrollo de la carrera profesio-
nal. En la práctica significa-
rá que un trabajador esta-
tal podrá aspirar a terminar
su carrera como jefe de de-
partamento.
Una meritocracia dife -
rente.