para dirigirle una carta de agradecimiento por su
labor. Por otro lado, cuando abordamos el esquema
de organización de los instrumentos de una orquesta
sinfónica, los niños y niñas propusieron recrear en un
acto público la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar.
Escribiendo al Maestro Abreu y a Gustavo
Dudamel
En esta oportunidad, partiendo de la motivación
de los y las estudiantes por las sorprendentes historias
de estos dos personajes y del interés que manifestaron
para escribirles cartas, planifiqué una clase de
Lenguaje sobre los diferentes tipos de textos, entre
los que se encontraban los textos epistolares. La
situación de aprendizaje comenzó cuando
les
pregunté si habían escrito alguna vez una carta,
poniéndole como ejemplo la carta al niño Jesús, lo
cual desde el inicio les permitió establecer vínculos
con sus experiencias personales.
Seguidamente, los invité a conversar sobre las
diferencias entre las cartas y los mensajes que se
envían por correo electrónico o celular.
¡No es lo mismo, maestro! – dijo, con voz fuerte
y desde uno de los pupitres de atrás, el niño Douglas.
A ver, Douglas, y ¿por qué tú dices que no es lo
mismo? – pregunté curioso.
Bueno, maestro, porque para escribir una carta se
necesita lápiz y papel y para escribir un mensaje por
correo o teléfono, no -replicó Douglas un poco
creído.
Cierto –le indiqué-, ajá, muy bien, les pregunto
ahora a todos: cuándo ustedes se escriben esas cositas
bonitas en los papelitos ―te quiero‖, ―te amo‖, ―eres
bonita o bonito‖ y ―dame el empate.
¡Ja, ja, ja, ja, ja, maestro! -exclamaro