Morelos Violeta No. 3 Julio - agosto | Page 18

lo hacen directamente a los rostros de los hombres que se han colado en este el movimiento al que ellas han convocado, para ellas. De repente, en uno de los puntos de reunión -Glorieta de los Insurgentes- se comenzaba a sentir apretado, a lo lejos se escuchaban las “batucadas”, las consignas y el cielo se comenzaba a cubrir de humo morado. Una de nosotras, tomó la voz principal e inicia con una consigna que nos une a las que llegamos juntas y a las más próximas a nosotras: ¡aaaaaleeeeerta, aleeeertaaa, alerta, alerta que camina, la lucha feminista por América Latina, y tiemblen y tiemblen los machistas, que América Latina será toda feminista!. ¡Qué experiencia esta de vibrar con la energía de todas, las conocidas y las desconocidas!. Van caminando muchas mujeres, todas juntas, torsos desnudos, caras cubiertas, mujeres jóvenes y no tan jóvenes llevan pancartas con leyendas dolorosas que son demandas muy claras dirigidas al Estado y a la sociedad. Todas sintiéndose y siendo parte de la manifestación. Es esta la oportunidad precisa y necesaria no solo para denunciar a grito pelado el hartazgo y la rabia ante la indiferencia y la impunidad, de enfrentarse cuerpo a cuerpo con quien tengan que hacerlo, es el momento en el que ellas necesitan urgentemente enviar un mensaje claro a todas las autoridades gubernamentales y a la sociedad toda, imagino que quizá es el de “estamos hartas y furiosas, nos estamos organizando y que este es nuestro poder”. Ahí, ese día, creo que se fortaleció otra forma de manifestarse, de mostrarse, de hacerse visible y de que se escuche a una generación importante que existe en este país, una generación de mujeres feministas jóvenes que no quieren ser vistas solamente y siempre como las eternas aprendices y estudiantes, como las indiferentes, las que no están haciendo nada, esta es en su mayoría otra generación, a quienes hay que reconocer. Yo me sumo a todo ello, porque me siento parte de esas Vamos caminando, yo me muevo, aunque dentro de esta marea, casi casi es imposible no dejarse llevar al ritmo de todas las mujeres que están ahí, trato de no perder de vista a mis compañeras con quienes vine, me siento emocionada y al mismo tiempo estoy impresionada de la cantidad de mujeres (y algunos hombres) ahí presentes, no soy nada buena calculando masas, pero creo que hasta ese momento, en ese punto de reunión éramos alrededor de 800 personas. También he de confesar que me siento algo temerosa, quizá porque para mí esto es totalmente diferente. Miro sus rostros, las miro a todas, mujeres diversas. Gritan consignas, se integran en grupos, bailan, con el brazo alzado y el puño arriba, salen de sus bocas gritos de hartazgo y furia, sus rostros muestran igual descontento, hay aquí mucha fuerza y energía. Lanzan al viento polvos morados, y sí algunas de ellas demandas, pero sí, es verdad, ese día con las emociones a flor de piel y sintiéndome parte de esta rabia, pude sentir que este movimiento lo mueve otra generación diferente a la mía. Alguien inicio de atrás hacia adelante o de adelante hacia atrás, no lo sé, otra consigna, y nosotras la seguimos, ¡el/la que no brinque es macho, el/la que no brinque es macho!!... ¡vaya sensación!, todas esas mujeres juntas brincando y haciendo temblar -de verdad ¡temblar!- a la gran ciudad, por un momento pensé que me había mareado, pero no, estábamos moviendo el piso, que se mecía como si estuviéramos 17